19 de octubre de 2025, 9:16:09
Sociedad

Paleontología


"Este cráneo de bisonte es una satisfacción por ser un resto único"





Los paleontólogos Pedro Castaños y Xabier Murélaga sacan a la luz el único cráneo de bisonte estepario completo de España y Europa Occidental tras cuatro años de restauración. El cráneo fue descubierto durante las campañas de investigación en la sima de Mutriku, entre 2004 y 2007.

La peculiaridad de este descubrimiento radica en la conservación del cráneo, que es completa. Hasta el momento se habían localizado otras piezas en Francia y Centroeuropa, pero “cráneo completo sólo hay este”, según Pedro Castaños.

El bisonte estepario tiene dos características fundamentales: un tamaño de 900 kilos, mayor que el de los bisontes actuales, tanto los americanos como los europeos, y la longitud de las cornamentas, más largas y menos curvadas que las de los actuales. “De hecho, dentro de la paleontología se conoce a los bisontes esteparios como los de los cuernos largos”, aclara Pedro Castaños. El bisonte estepario es una especie que desapareció con las últimas glaciaciones del Pleistoceno hace 10.000 años. A día de hoy la hipótesis más razonable es que el bisonte estepario dio origen a las dos clases de bisonte actuales, la americana y la europea.

El cráneo de bisonte descubierto convivió con los bisontes representados en las paredes de Altamira –Cantabria-. De acuerdo con la cronología de las pinturas sólo pueden relacionarse con el único bisonte que vivió ese periodo en la Península, el “bison priscus”. “Ahí sí que no hay ninguna duda”, afirma el paleontólogo.

El cráneo fue descubierto en 2007 – tras cuatro campañas de investigación desde el 2004- pero no ha sido hasta octubre del 2011 cuando ha salido a la luz debido al delicado proceso de reconstrucción que ha supuesto. Los fragmentos se extrajeron con mucho cuidado para no romper ninguna de las partes que posteriormente se iban a unir. Pedro Castaños explica que la lentitud siempre va unida al trabajo del restaurador, porque no son trabajos que se puedan hacer día a día, sino que hay que consolidar o limpiar ciertas partes y esperar un periodo de entre tres y siete días hasta volver a retomar la reconstrucción.

A la lentitud del proceso hay que sumar el poco personal que estuvo trabajando en el proyecto. Debido al reducido espacio de la sima o “caja de ascensor” –un espacio de 2,5 por 2,5 metros, con una profundidad de 6 metros- no había espacio para más de cuatro personas, los dos paleontólogos y las dos personas de apoyo que ayudaron a sacarlo todo a la superficie. La sima o “trampa” no es obra de la acción humana. Es una sima vertical de tales características que cuando un animal caía –también podría caer ahora- no había forma de volver a salir y terminaba muriendo de inanición.

No sólo el cráneo descubierto es lo importante: “El propio yacimiento en sí es uno de los mejores yacimientos paleontológicos, ésta es la grandeza más destacada. Tiene la mejor colección de reno y la mejor colección de bisonte de toda la Península. De todo el esqueleto no sólo del cráneo”, declara el investigador. Los animales que eran presas de la sima no eran fruto de ningún tipo de selección, ni humana ni animal, con lo cual la “trampa” ofrece una clara muestra –se han obtenido un total de 13.000 huesos- de toda la fauna que hubo en aquel periodo.



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