Héctor Oliva Camps: Noroeste

Héctor Oliva Camps: Noroeste. Espasa. Barcelona, 2013. 389 páginas. 19,90 €. Libro electrónico: 13,99 €

Me siento delante de mi ordenador, abro un programa en el que la primera imagen que veo es el planeta tierra con el universo de fondo. Con mi ratón pulso sobre lo que es Alaska e inmediatamente se inicia una caída libre que me traslada directamente a ras de suelo a ese territorio frío e inhóspito, repito esta operación una y otra vez y en unos segundos voy navegando de una punta a otra de nuestro planeta. Se puede apreciar la geografía de las costas, ubicación de las montañas, situación exacta de las ciudades, los puertos, ríos y demás elementos geográficos con todo lujo de detalles.

Es obvio que en esta época de satélites y tecnología punta obtener esta información es más que fácil, pero cuando América era un continente aún por descubrir y la mayor tecnología que podíamos encontrar eran prismáticos, astrolabios y telescopios, la obtención de la cartografía exacta, o lo más aproximada posible a la realidad, se convierte en todo un reto, llegando a ser los cartógrafos funcionarios esenciales y de enorme importancia para el éxito de ciertas acciones de tipo comercial o bélico.

Este encargo cartográfico fue el que recibió Nicolás de Vallescá por parte del rey de España: obtener la cartografía más exacta posible de las tierras situadas en la provincia de la Alta California y todas aquellas tierras situadas hacia el noroeste. Después de que Magallanes hubiese conseguido bordear el cabo de Hornos, la ruta hacia el noroeste era una travesía arriesgada que podía llevar meses o incluso años el circunnavegar el continente americano. Por ello desde aquella época se trató de buscar un paso que uniese la costa atlántica con la costa pacífica atravesando el norte del continente americano.

Las historias y acontecimientos vividos por este dibujante de la Corte española es una de las tres historias que nos encontramos dentro de esta novela. La segunda historia se desarrolla en nuestro tiempo, Rosario Rojas, directora del Archivo General de Indias de Sevilla, contrata al detective Liberto León para investigar sobre los documentos y demás escritos que Vallescá envió al rey de España y que en la actualidad han desaparecido. Para darle un punto detectivesco, se le pondrá a este caso de los documentos de Vallescá el nombre de “Magallana”, sirviéndole como clave de referencia para lo que en principio iba a ser una investigación sobre el dibujante español, pero que al indagar sobre sus papeles se ve el interés de otros países en aclarar la localización de toda la documentación perdida. Correos electrónicos, mensajería por WhatsApp o conversaciones por Skype, ponen el contrapunto a las historias ambientadas hace siglos y que dotan de ritmo a esta trama.

La tercera historia que se inserta dentro de esta novela es la que crea el propio Liberto León, el detective, que va a ir haciendo la descripción de los diferentes personajes con los que se encuentra en el desarrollo de su investigación reflejados en ese legado documental de Vallescá.

Con estas tres partes intercaladas se tiene una obra coral siempre con el punto de la intriga rodeándolo todo, tensión por saber si llegará a buen puerto la expedición de Nicolás de Vallescá o si tendrá el final esperado la investigación del caso “Magallana”.

La travesía del ansiado paso del noroeste no fue completada hasta el año 1904, costando la vida de numerosos marineros y dejando varias naves ancladas en los mares de hielo que bordean el norte del continente americano. Hace poco más de 100 años que se consiguió circunnavegar el continente americano por el norte abriéndose una ruta que ahorra miles de kilómetros a los tradicionales pasos del canal de Suárez en el canal de Panamá, pero con el siempre peligroso hielo y temperaturas casi polares. Esta cercanía de la apertura de ese paso, nos da buena idea de la arriesgada misión que intentaron completar valerosos hombres en el pasado y que las páginas de Noroeste nos traen hasta nuestro tiempo, aderezadas con una historia actual apasionante y llena de intriga.

Por Jorge Pato García