Opinión

La tragedia griega o la tragedia de Pablo Iglesias

POR LIBRE

Joaquín Vila | Viernes 21 de agosto de 2015
La dimisión de Tsipras y la convocatoria de elecciones anticipadas en Grecia suponen el mejor ejemplo del fracaso de las políticas populistas. En poco más de medio año de Gobierno, las utopías sicodélicas de Syriza se han estrellado con la realidad: se ha agudizado la crisis económica hasta llegar al “corralito”, los inversores han huido espantados y la Bolsa de Atenas se ha desplomado en un estratosférico 30 por ciento.

El populismo comunista de Tspras ha resultado devastador. No ha podido destruir más en tan poco tiempo. Y, pese a la chulería con que se presentó en Bruselas, ha tenido que humillarse ante su bestia negra, Angela Merkel, y plegarse a las exigencias de la UE, incumpliendo todas las ridículas promesas electorales que le auparon al poder; esto es, subida de impuestos, recorte de las pensiones y un estricto plan de privatizaciones.

Tsipras ha hecho el mayor de los ridículos, ha hundido la emergente economía griega, se ha burlado, arruinado y desquiciado a sus compatriotas y, de paso, ha partido en dos a Syriza.

Pablo Iglesias lleva el mismo camino en España. Nada más tocar el poder ya está haciendo el ridículo. En apenas tres meses, ha logrado desquiciar a los ciudadanos de los Ayuntamientos y Comunidades que han caído en sus manos y también ha provocado la división en las filas de Podemos. Ya nadie discute que en pocos meses más vaciará las arcas de Municipios y Autonomías que gobierna despilfarrando el dinero público en chabacanas y absurdas medidas.

La tragedia griega, así, se ha convertido en la tragedia de Pablo Iglesias. Hay que esperar que sirva de ejemplo y no se convierta en la tragedia de España.

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