El Real Madrid se descubrió este martes a casi 7.000 kilómetros de casa. Nunca antes el club había viajado tan lejos para competir en Europa. Así pues, en tan exótico encuadre tuvieron los merengues que lamerse las heridas de la catástrofe vivida en el Metropolitano. Xabi Alonso aseguró en la previa que ya se habían enfundado el 'modo Champions', así que les tocaba demostrar que en dos días habían pasado página. Debían ganar y seducir en el Almaty Ortalyk Stadion. Tenían que recuperar las sensaciones que habían trazado un inicio de curso impecable hasta el pasado fin de semana. Y lo hicieron (0-5), generando un jugoso colchón goleador en la Liga de Campeones.
El técnico vasco susurró rotaciones pero limitó las modificaciones a dar descanso a Fede Valverde y a Álvaro Carreras. No está para bromas a pesar de seguir "en construcción". Por ellos, y por el lesionado Dani Carvajal, entraron Fran García, un David Alaba casi inédito hasta la fecha y Dani Ceballos. La plaga de bajas en la retaguardia ha devuelto a la rotación al austriaco y el organizador andaluz saltó a la titularidad para aportar control de balón, y para dar vuelo a Arda Güler. El turco regresó a su rol favorito, entre líneas, y se reivindicó. Ofreció una actuación cercana a la exhibición en el primer tiempo, mostró todo su potencial como asistente... y exigió aún más a un Jude Bellingham que empezó en el banquillo y que habrá de aplicarse a fondo para no dañar el ecosistema colectivo madridista con su regreso al once.
La tarde arrancó con susto, como si el fútbol le guardase a los madridistas un recordatorio del trauma vivido. En la primera jugada un pelotazo largo generó dudas en la zaga española y Dastan Satpayev cabeceó a las manos de Thibaut Courtois. Este delantero local de 17 años, por el que el Chelsea ya ha pagado en torno a cuatro millones de euros, lleva 12 goles anotados esta temporada. Cuatro de ellos valieron para que su conjunto superase las cuatro rondas previas que le han metido en esta fase liga (apearon al Olimpia Liubliana, KuPS, Slovan Bratislava y al Celtic de Glasgow).
El Kairat, escuadrón emblema del fútbol kazajo en la liga soviética, está disfrutando de la mejor etapa de su historia. Bien entrenados por Rafael Urazbakhtin, están a punto de terminar su liga doméstica, de modo que su estado de forma es pleno en este punto del calendario. Llegaron a esta cita tras caer goleados en su debut, en Lisboa, pero sabían que hoy tenían ante sí el partido de sus vidas. La llegada del coloso madrileño les motivó sobremanera y en los 10 minutos iniciales compitieron con fuego. Presionaron arriba, combinaron con lucidez y apretaron. Todo ello, patrocinado por otro arranque titubeante, falto de la intensidad adecuada, de los madridistas. Igual que el pasado sábado. En ese lapso concedieron un chut alto del portugués Jorginho, la otra gran amenaza rival, y Dean Huijsen salvó a los suyos ante otra incursión de Satpayev.
Tardó el Madrid 10 minutos en entrar en calor y dar tres pases seguidos. Y, claro, cuando implementaron la concentración exigible apocaron a los locales hasta el punto de relegarles a un achique continuado. Trataban de no encerrarse, mas la diferencia de calidad quedó patente en cuanto que Ceballos, Güler y Franco Mastantuono se asociaron con fluidez. A partir de ahí los kazajos pasaron a ejercer de sujeto pasivo de una dominación abrumadora visitante. Un formidable Huijsen maniató a los puntas móviles y sus compañeros se adueñaron de cada fase. Al descanso los españoles habían acumulado el 71% de la posesión y realizado nueve remates, cuatro de ellos entre palos.
Vinicius inauguró la producción marrando un mano a mano con el meta Sherkhan Kalmurza (tercer portero de la plantilla, de 18 años) en el minuto 14 y desde entonces aconteció el aluvión, con Arda Güler dirigiendo y dañando. Fue indetectable el otomano para la medular local y cada vez que se giraba distribuía con una naturalidad y precisión sobresalientes. En el 18 chutó un centro de Fran García que se fue a córner; en el 21 generó una contra rápida que devino en el disparo enroscado de Kylian Mbappé que hizo volar al portero; y en el 25 creó la jugada coral que desembocó en el 0-1. La acción inició con un pase sensacional por dentro del zurdo que despejó para atrás Erkin Tapalov; la pelota le cayó al veterano capitán Aleksandr Martynovich (38 años), que cedió para su arquero pero Mastantuono, pillo, le leyó las intenciones y provocó el claro penalti de Kalmurza. Mbappé facturó el regalo con clase y descorchó su gran rendimiento asitático.
En la media hora los favoritos presionaban con fuerza y coordinación, recuperando el esférico a toda velocidad. Xabi Alonso se relamía en la banda por la reacción profesional de sus jugadores a la debacle. Esta cita urgía a sus muchachos para demostrar compromiso y dieron un paso al frente, por ello el triunfo en Almaty goza de un gran valor simbólico de apoyo al proyecto. Con esa mentalización permitieron que la calidad marcara las diferencias y a punto estuvieron de sentenciar el marcador antes de encaminarse a los vestuarios. Sólo les faltó puntería. Mastantuono (cada vez más protagonista y con más acierto), Güler, Vinicius y Mbappé lo intentaron sin éxito en este segmento. De hecho, el astro francés bordeó el éxtasis al tirar un túnel en línea de fondo, dentro del área y sin hueco, y rematar demasiado cruzado.
No hubo cambios en el intermedio y la reanudación acogió la prolongación de lo visto. Los kazajos querían ganar altura y subir las líneas, tal y como hicieron al encajar el tanto inicial. Y lo pagaron con creces. No les bastó la solidez en el eje de Ofri Arad y el entusiasmo guerrero de Valeriy Gromyko en la izquierda para sostener el órdago. Les faltó finura para crear inquietud a Courtois y se contraron rápido con el 0-2. En el 52 presionaban con alegría y forzaron al meta belga a emitir un pelotazo que Mbappé tradujo en asistencia. El voraz goleador despegó a la carrera en el centro del campo, destrozó por potencia a su perseguidos y anotó con una sutil vaselina. Otra muesca en su revólver, aunque no iba a terminar ahí su cosecha.
Ceballos sobresalió dando continuidad y fluidez al juego, superando las adelantadas líneas de un Kairat que sólo pudo crear una falta directa de Satpayev, un latigazo lejano de Arad, y lanzamientos inocuos de Gromyko y Lluís Mata en pleno vendaval español. Mantuvieron su orgullo y valentía, mas en el otro campo el balón gozaba de mayor armonía y viajaba con más frecuencia al área. Arda proseguiría su lección y Kalmurza padecía para aguantar. Mbappé desperdició otro cara a cara con el meta juvenil en el 59 y éste le detuvo a Mastantuono un remate en el 63. En cambio, en el 73 no pudo hacer nada ante el misil que Kylian ajustó al palo desde la frontal. El tanto 60º del galo en esta competición (tiene todavía 26 años), y su 13º en este curso, dio carpetazo a una tarde balsámica en la que Rodrygo también se reivindicó y sellaron la 'manita' Eduardo Camavinga y Brahim Díaz -minutos 83 y 93-. No hay mejor manera de recobrar la senda para los madridistas: una goleada europea.