Álvaro Ballesteros | Martes 18 de enero de 2011
“Divisamos varios poblados y toda la gente bajó a la orilla del mar, saludándonos, y dando gracias a Dios. Un anciano subió a mi barco; los otros, tanto hombres como mujeres, se gritaban entre sí: ‘Venid a ver a los hombres que han llegado del cielo. Traedles regalos y bebida’.”
Cristóbal Colón, “Diario”, 13 de octubre de 1492
“Los indios habían sido totalmente privados de su libertad y puestos en servidumbre y cautividad tan duras, fieras y horribles que nadie que lo haya visto puede comprenderlo. Incluso los animales tienen más libertad cuando se les permite pacer en los campos”.
Fray Bartolomé de las Casas, “Historia de las Indias”, 1510
Imagino que a muchos les parecería una autentica payasada lo de que científicos internacionales hayan pedido recientemente a la ONU que ponga en marcha los preparativos para articular un plan mundial de reacción ante la más que probable llegada a la Tierra de avanzadillas alienígenas para invadirnos desde otros planetas de nuestro entorno.
Literalmente, lo que los científicos de la británica Royal Society han pedido a la ONU no ha sido otra cosa que la creación de “un plan mundial que proteja a los humanos de un posible ataque violento de extraterrestres”, en una futura visita de estos a la Tierra. Además, y en línea con lo ya apuntado por el reconocido cosmólogo Stephen Hawking, lo que los científicos de la Royal Society plantean es muy simple y tiene una lógica aplastante: los extraterrestres que lleguen a nuestro planeta no lo harán en son de paz; tendrán "un comportamiento con tendencia a la violencia y la explotación de los recursos", ni más ni menos como el desarrollado por el ser humano, lo que, a juicio de los miembros de la Royal Society, debería mantener a la ONU "preparada para lo peor".
Todo esto seguro que les pareció una tontería a muchos de ustedes cuando (si es que) lo leyeron hace unos días en medios digitales nacionales como El Imparcial. Les aseguro que habrá habido hasta quienes hayan pensado lo de “sí, que los de la ONU se pongan manos a la obra”, pensando (como hace nuestra Ministra de Exteriores) que los de la ONU son otros alienígenas que no tienen relación con nosotros. Pero ya se imaginan ustedes que no es así, que “los de la ONU” están pagados también con nuestros impuestos y que la propia organización mundial por excelencia no va a hacer mucho sobre este tema a no ser que nuestros líderes políticos (!) presten oídos a las palabras de Hawking y a sus compañeros científicos de la Royal Society.
No es para tomárselo a chiste; acuérdense del malrato que pasaban los terrícolas en la serie “V”, o en “Independence Day”. Algo en mi interior me dice que si los colegas malos de aquél tierno E.T. deciden invadirnos en plan “Erik el Rojo” (me refiero al vikingo del siglo X que fundó Groenlandia, no a Gaspar Llamazares ni nada por el estilo), me da a mí que ni Will Smith ni Scooby Doo por sí mismos van a ser capaces de salvarnos el gaznate, como no sea que “los de la ONU” se pongan desde hoy a prepararse para lo que se nos puede venir encima (literalmente hablando). Que sí, que ya hay muchos problemas serios en la Tierra, pero yo soy de los que opinan que una cosa no quita la otra.
A mí la idea me gusta. No lo de que nos invadan aliens malísimos que nos den “pal pelo” antes de que podamos salir del shock que nos provocará su llegada; si no lo de que nos pongamos manos a la obra a preparar unidos un plan para la posible defensa mundial de nuestro planeta. No deja de ser irónico. Tal vez sea esto lo que los humanos necesitemos para dejar de aguarnos la maldita fiesta, masacrándonos entre nosotros, haciéndonos la vida imposible, y buscando cualquier excusa (divina y humana) para meternos el dedo en el ojo, ponernos palos en las ruedas, o rebanarnos el cuello incluso mejor de lo que ya lo hacían nuestros antepasados.
Sería además una manera interesante de reactivar nuestras economías, reforzar los lazos entre países, darle una razón de ser común a nuestros sistemas de defensa y a nuestras organizaciones internacionales, de poner al día nuestras agendas, y tomar por fin conciencia de que estamos todos en el mismo barco, enfrentados a un posible enemigo común tan poderoso que requiere que los humanos se preparen conjuntamente para afrontar semejante prueba de supervivencia para nuestra especie. Y hay que prepararse bien, no precisamente pensando en la “Alianza de Especies” al estilo Zapatero.
Y es que lo único “agradable” (entre comillas) que le veo al tema de la hipotética invasión violenta de la Tierra por hordas extraterrestres, es el hecho de que las galletas nos las íbamos a llevar por igual vascos, catalanes y andaluces; palestinos, sirios e israelíes; rusos, iraníes y norteamericanos; musulmanes, cristianos, judíos, ateos y budistas; pacifistas y belicistas; izquierdas y derechas; blancos, negros y amarillos; rojos y azules; hombres y mujeres; gays, transexuales y heterosexuales; los del Barca, el Madrid y el Recreativo de Huelva; europeos, africanos, asiáticos, etc.. Todos sin excepción, tutsis y hutus, y hasta la madre que nos parió.
Y sí, ya me imagino que puede que haya quien intente hacer sus apaños con los alienígenas para intentar sacar tajada en primera instancia: ya estoy viendo a Otegi y a los de ETA-Batasuna aliándose con la flota de Darth Vader con tal de que nos peguen un pepinazo a los españoles en pleno Paseo de la Castellana; y puede incluso que haya algún recalcitrante del Betis que intente hacer un trato con los extraterrestres a cambio de que le metan mano al estadio del Sevilla. Pero lo cierto es que aun así, espero que de una vez y por todas, la amenaza alienígena nos pueda servir para entender que la Tierra es nuestra nave común, que una amenaza de este tipo no es irreal y que no es ni ignorable ni afrontable cada cual a lo suyo. Que por mucho que nos chiflen nuestras especialidades, peculiaridades y todas las tontadas que nos puedan servir para imaginarnos que somos únicos, especialísimos y los mejores del mundo, la realidad pura y dura es que no tenemos ni la más minima oportunidad de éxito ante semejante amenaza si no desarrollamos una planificación, preparación y respuesta conjunta, mundial, humana.
Habrá quien diga que todo este rollo de los aliens no es más que una mega-cortina de humo para evitar hacer frente a los verdaderos problemas del mundo; y que a quien hay que prestar atención es al listo de Moratinos cuando se postula ahora para presidir la FAO anunciando que está preparado para erradicar el hambre del mundo (supongo que con la misma guía que ha usado Bibiana Aído para erradicar la violencia de genero en España). Coincido con muchos en que lo único que ha probado Moratinos es lo de estar preparado para vivir en otro palacio, y si es en Roma, pues mejor aun. Tiene que ser duro lo de volver a un apartamento después de ir de palacio en palacio, en Chipre y Madrid (esto sí es chufla). Pobre hombre.
En fin, damas y caballeros, que aunque les parezca de broma, lo de la amenaza alienígena no es una locura (y no se piensen que por haber sobrevivido a siete años de Zapatero estamos en absoluto preparados para sobrevivir a la invasión de las naves nodriza). Hagamos un esfuerzo y, en vez de seguir dilapidando recursos en cada rincón del planeta para fastidiarnos los unos a los otros, pongámonos de acuerdo para preparar un buen plan de respuesta a una amenaza global que no es de locos pensar que está a punto de llegar. No significa que podamos olvidarnos de los otros muchos problemas que hay en la agenda; se trata de que este tampoco se puede ignorar.
Espero que las citas de 1492 y 1510 con las que abría esta columna no sean indicativas de lo que nos pasará a los humanos cuando los alienígenas vengan a nuestro planeta y nosotros nos miremos con cara de pardillos pensando que teníamos que haber hecho algo cuando Hawking y los de la Royal Society nos lo dijeron. Y si a fin de cuentas nos van a dar la del pulpo a todos, al menos que se lleven bien dados unos cuantos pepinazos de misiles Scud, Iskander, Patriot, y demás parafernalia de bienvenida, incluidas zambombas, guías de teléfonos y butifarras (que habrá que tirarles con todo lo que tengamos a mano). ¿O no?
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