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en el teatro clásico con [i]las dos Bandoleras[/i]

Macarena Gómez y Carmen Ruiz se baten en duelo "para que la gente descubra el patrimonio" español

Laura Crespo
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lauracrespoelimparciales/12/5/12/24
sábado 10 de mayo de 2014, 10:05h
Las actrices Macarena Gómez y Carmen Ruiz estrenaron este jueves el último montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico para esta temporada, un desconocido Lope sobre la fortaleza de las mujeres que ensalza la figura de la serrana. Gómez y Ruiz encarnan a Las dos bandoleras, en la versión de Marc Rosich, dirigidas por la célebre Carme Portaceli y compartiendo escena con el veterano Helio Pedregal. En una entrevista con este diario, las actrices animan a quitarse el miedo al verso y ensalzan la labor de la compañía, que desempolva clásicos como este, enterrados en el olvido, para, según señala Ruiz, “que la gente descubra nuestro patrimonio”.
Están exultantes y disfrutan de ello. Macarena Gómez y Carmen Ruiz son todo agradecimiento, felicidad y plenitud cuando hablan de Las dos bandoleras, la obra de Lope de Vega que desde este jueves y hasta el 8 de junio representan en el Teatro Pavón de Madrid. Carmen Ruiz reconoce que lloró tras colgar el teléfono a Carme Portaceli, probablemente la directora de escena con mayor trayectoria en nuestro país. La quería a ella para representar a una de las dos bandoleras de este desconocido Lope, con el que la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en coproducción con la Factoría Escénica Internacional –promotora de Portaceli-, quiere seguir desempolvando clásicos injustamente relegados al enésimo plano. Macarena Gómez, por su parte, califica de “doloroso” el proceso que ha vivido con este papel que considera, sin lugar a dudas, “el más difícil de su carrera”.

En el texto, Teresa (Macarena Gómez) e Inés (Carmen Ruiz) se saltan las reglas no escritas para las mujeres de la época –esperar a que el padre (Helio Pedregal) decida por ellas una fecha y un marido para su boda- y entregan su amor a dos soldados que pasan por su pueblo. Traicionadas por ellos y repudiadas de la sociedad por su deshonra, se marchan al monte y se convierten en bandoleras vengadoras de la condición masculina. La versión, de Marc Rosich, utiliza como esqueleto la obra original de Lope, sin retocar apenas un verso, pero le da una vuelta de tuerca, añadiendo sonetos y monólogos de otras obras del genio del Siglo de Oro español: La serrana de la Vera y El asalto de Mastrique.

Gómez y Ruiz se han convertido en caras conocidas por sus papeles en La que se avecina, de la que Gómez está ya rodando la octava temporada, y Con el culo al aire, pendiente de si habrá o no tercer temporada, según cuenta Ruiz. Hemos podido ver grandes trabajos de ambas en la gran pantalla, como el último de Ruiz en La vida inesperada, junto a Javier Cámara y Raúl Arévalo, o la pendiente de estreno Musarañas, un thriller psicológico producido por Álex de la Iglesia en el que podremos ver a Gómez a lo largo de este año. Sin embargo, ambas se reconocen seducidas por el teatro. “Una necesidad” para Ruiz. “Un reto” para Gómez.

-Representando a Lope en la Compañía Nacional de Teatro Clásico… ¿cómo os sentís?

Macarena Gómez: A mí me produce un vértigo enorme. El proceso de ensayos me ha causado mucho dolor porque tenía un miedo tremendo a enfrentarme a esta compañía y a trabajar para el Clásico. Pero en el fondo es un vértigo que me genera adrenalina, y eso me encanta. Creo que a todos los actores nos gustan los retos.

Carmen Ruiz: Para mí es un reto maravilloso. Estoy muy contenta de estar. Creo que es un vértigo que se siente siempre cuando uno va a hacer una función de teatro, cuando estás en el escenario, que implica el directo, el aquí y ahora. Para mí estar en el Clásico es como un sueño cumplido.

- Esta versión de Las dos bandoleras no se ciñe al texto de esta poco conocida obra de Lope de Vega sino que, de algún modo, recorre la representación de la mujer en todo su trabajo. ¿Cómo habéis sentido vosotras a esas mujeres escritas por el dramaturgo entre los siglos XVI y XVII?

Carmen Ruiz: La representación de la mujer en Lope es muy positiva y muy luchadora. Nos pone a las mujeres como nada tontas, al revés, mujeres inteligentes, perseguidoras de sus derechos y de su libertad, y eso tiene mucho valor. Es un clásico, pero está absolutamente vigente.

Macarena Gómez: Es increíble que Lope escribiera en el siglo XVII lo que está escrito. Siempre he creído que el genio de Shakespeare y de Lope es cómo retratan en apenas tres versos a los personajes.

- ¿Cómo se puede hacer un homenaje a la mujer actual desde un texto del principios del XVII?

Carmen Ruiz: Tanto Las dos bandoleras como las otras dos obras de Lope con las que se complementa, La serrana de la Vera y El asalto de Mastrique, son textos universales. Hay muchas cosas en esta función que hacen referencia, no sólo a las mujeres, también a la sociedad actual. No es tan raro lo que pasa y se podría extrapolar perfectamente a cosas que pasan en la actualidad. No es tan alejado como puede parecer a priori.

Macarena Gómez: Eso sí, cuando tu personaje vive experiencias que tú como actriz no has experimentado en tu vida, se utiliza el recurso de la sustitución para poder entenderlo.

- Personalmente, ¿creéis que seguimos viviendo en una sociedad patriarcal?

Carmen Ruiz: Sí, claro. Cada vez menos, pero por supuesto que sí. Esto es una lucha milenaria que tenemos las mujeres. Y todavía hay muchas cosas que cuestan más trabajo si eres mujer que si eres hombre. Menos que antes, pero ahí seguimos. No te creas que acaba la lucha todavía.

- ¿En qué lo notáis?

Macarena Gómez: En nuestra profesión, por ejemplo, hay más hombres directores que mujeres. Pero tampoco sé si es realmente una cuestión de que se les da más oportunidades a los hombres o por otra cosa.

Carmen Ruiz: Yo creo que siempre han tenido más facilidad y más oportunidad. Carme Portaceli, la directora de la obra, lo dice muchas veces. A ella no le ha sido nada fácil, muchas veces por ser mujer, hacer un espectáculo, distribuirlo y, en definitiva, sacarlo adelante. Es un hecho.

Macarena Gómez: Es un hecho, pero yo tengo que decir que en mis carnes no lo he vivido. Además, siempre he trabajado con muchas mujeres.

Carmen Ruiz: Bueno, yo tampoco lo he vivido en primera persona, pero a mi alrededor he visto muchas cosas.



- Los bandoleros son esas personas repudiadas de la sociedad que toman la rebeldía como única respuesta posible ante una situación. ¿Os extraña que hoy no haya más rebeldía de la que se ve?

Carmen Ruiz: A mí sí. Creo que deberíamos hacernos más bandoleros de lo que estamos en la sociedad ahora mismo. Están pasando cosas muy graves y parece que no pasa nada. Hay una impunidad pasmosa ante ciertos hechos y ciertos acontecimientos que están afectando al pueblo y a la gente de a pie. No sé por qué no nos hemos hecho ya todos bandoleros.

Macarena Gómez: Sí creo que hay que ser más rebelde, pero también te digo que yo no tengo el valor para ser ni transgresora ni rebelde. En ese aspecto soy bastante conformista.

- ¿Cómo se afronta un trabajo de interpretación en verso?

Carmen Ruiz: Lo fundamental es integrarlo en ti y comunicar, ir al sentido de lo que dices e intentar que no suene a verso. Que no suene a musiquilla, que es lo que saca al público de lo que está viendo. El verso te hace poner todos tus sentidos en ser un comunicador, que es lo más difícil que hay como actor.

Macarena Gómez: A mí lo que más me ha costado o me está costando es saber administrar la energía a la hora de declamar el verso. A lo mejor el día que acabe la función lo habré descubierto. No es que no sepa declamarlo, que creo que nos han enseñado muy bien y lo recitamos con muchísima naturalidad. Es el hecho de aprender a medir la energía a la hora de proyectarlo.

- ¿Creéis que al público le da un poco de rechazo o de miedo meterse a ver una obra en verso?

Carmen Ruiz: Es cierto que al público al principio le cuesta hacer el oído, sobre todo si no estás acostumbrado. Ya de entrada hay mucha gente que no está acostumbrada a ir al teatro, pero ya en clásico, es verdad que a mucha gente le cuesta. Creo la Compañía de Teatro Clásico está haciendo un trabajo extraordinario en este sentido, para acercar los clásicos a la gente. La cortesía de España, por ejemplo, el anterior montaje a este, está muy bien porque te hace entrar enseguida en el verso. De esta función nuestra, lo que nos está diciendo mucha gente es que se entiende muy bien el verso y que no es un hándicap para la historia, al revés, que te lleva muy bien por ella. Yo animo a la gente a que venga al Teatro Clásico, que le va a sorprender.

Macarena Gómez: Ha sido el comentario generalizado de toda la gente que ha venido a verlo: que a lo mejor los seis o siete primeros minutos cuesta porque es un código nuevo. Un amigo me dijo que es como cuando va a ver una película argentina, que necesita un proceso de adaptación de unos minutos hasta que se adapta al acento.

- ¿Y con las espadas? ¿Cómo os habéis entendido?

Carmen Ruiz: Ha sido un proceso de aprendizaje duro pero estupendo. Macarena y yo ya teníamos un poco de formación en esgrima, pero hemos estado perfeccionando con Jesús Esperanza y Quique Inchausti, trabajando muy duro y centrándonos en la confianza en la otra. El reto es hacerlo lo más real posible, que no parezca que estás haciendo una coreografía sino que realmente hay una lucha.

Macarena Gómez: Lo hacemos muy bien. Y no lo digo yo. La gente está bastante sorprendida de cómo nos manejamos con las espadas. Mejor que los hombres.



- Esta obra es fruto de una colaboración público-privada entre la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Factoría Escénica Internacional (FEI) de Carme Portaceli. ¿Son este tipo de asociaciones un respiradero para la situación actual de la cultura en general y el teatro en particular?

Carmen Ruiz: Creo que es una forma de que, por ejemplo, el Teatro Clásico pueda poner en pie funciones que no podría hacer por presupuesto. Una coproducción siempre ayuda a levantar textos que no se han hecho nunca, a descubrir nuevos clásicos, que realmente es el sentido de la existencia de esta compañía: que la gente descubra nuestro patrimonio. Creo que estas colaboraciones pueden ayudar mucho a que esto se anime.

- Se dice en el texto que vuestros personajes están llenos de vida y alegría, pero también de ilusiones frustradas, ¿tenéis alguna?

Carmen Ruiz: Yo tengo muchas ilusiones. En el fondo soy muy pequeña y tengo ganas de hacer muchas cosas todavía. Creo que me queda mucho por hacer. Hay tantas cosas que hacer… ¿quién nos iba a decir a nosotras que íbamos a estar en el Teatro Clásico haciendo esta maravilla? Me siento muy niña pequeña y muy juguetona en mi trabajo y esa ilusión es la que no quiero perder nunca.

Macarena Gómez: Yo tengo muchos deseos profesionales, pero mi mayor sueño de cuando era pequeña, que era ser actriz, lo he cumplido. Me siento tan afortunada, la verdad, porque somos tantas… Las ilusiones que he tenido se han ido haciendo realidad. Es cierto que con el paso de tiempo, cada vez te creas un sueño que parece más inalcanzable, pero creo que por ahora he ido cumpliéndolos todos.

Carmen Ruiz: Somos unas afortunadas por poder ganarnos la vida con lo que más nos gusta en el mundo.

- Creo que no habíais coincidido antes trabajando… ¿Cómo está siendo?

Carmen Ruiz: Estupendo y súper fácil.

Macarena Gómez: Todo el mundo ha coincidido en decir que ya desde el primer día de ensayos habíamos establecido muy bien la relación entre hermana pequeña y hermana mayor. En la vida real yo también soy un poco más pequeña que Carmen y, al final, sin quererlo, voy como a buscar su aprobación, con la mirada. Es una relación que hemos proyectado en nosotras sin hablarlo, ha surgido.

Carmen Ruiz: Nos hemos entendido mucho de piel, además, y eso es muy difícil cuando no te conoces trabajando. Los meses de ensayo han sido fantástico, la piel ya la tenemos y ahora queda disfrutar.

- ¿Qué os da el teatro? ¿Qué os aporta para querer volver siempre que podéis, entre los proyectos de televisión y cine?

Carmen Ruiz: El teatro es el medio que me hace ser la actriz que soy. Me da la concreción, el rigor y me ayuda mucho para luego hacer cine y televisión. El teatro me centra en un sitio y me da mucha tierra como actriz y como persona. Lo disfruto tanto desde siempre que para mí es absolutamente necesario en mi vida. Necesito hacerlo, cuando llevo una temporada larga sin hacer nada en teatro, hay algo en mí como actriz que me pide esto.

Macarena Gómez: Para mí esta obra ha supuesto un reto tal que ha sido como descubrir de repente una seguridad y una confianza extras en mi trabajo. Me ha hecho plantearme cosas porque yo creía que podía con todo y me di cuenta de que enfrentarme a esto me estaba resultando muy complejo. En definitiva, es un reto y el hecho de poder superar esas limitaciones que ni siquiera sabía que tenía produce una satisfacción personal enorme.
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