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Novela

Cesare Pavese: La playa

domingo 02 de diciembre de 2018, 19:06h
Cesare Pavese: La playa

Traducción de Melina Márquez. Prólogo de Luisgé Martín. Altamarea. Madrid, 2018. 112 páginas. 16, 90 €.

Por Miguel Suárez

El nombre de Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908-Turín,1950) ha quedado especialmente ligado a su diario, El oficio de vivir, a través del cual conocemos su compleja y atormentada personalidad en un inclemente examen de conciencia que realiza consigo mismo. Por ejemplo, escribe: “Sufrir, sufrir, sufrir. ¿Y por qué? La vida, yo no la he pedido”. Y, en efecto, como no la había pedido, hubo un día en el que ya no la soportó más, suicidándose el 27 de agosto de 1950 en la habitación de un hotel de Turín. Así, también pasó al club de los escritores suicidas, de no escasos miembros, que despierta muchas veces una morbosa fascinación.

Pero más allá de su famoso diario y de sus circunstancias biográficas, Cesare Pavese fue un gran novelista que merece leerse y releerse. Saludamos así la feliz iniciativa de la editorial Altamarea de recuperar una de sus novelas quizá un tanto olvidadas: La playa, publicada originalmente en 1942. Una recuperación que se enriquece con una buena traducción y un prólogo del escritor Luisgé Martín, uno de los más sobresalientes de la literatura española de hoy, autor, entre otros títulos, de La muerte de Tadzio -una interesante vuelta de tuerca a La muerte en Venecia, de Thomas Mann-, La mujer de sombra, y La vida equivocada.

En La playa, un narrador innominado nos relata el verano de un grupo heterogéneo que pasa su tiempo de ocio en las playas de Liguria. Las relaciones entre el grupo, en el que se encuentran Doro y su mujer, la caprichosa Clelia, centran la novela que se recrea en un ambiente en apariencia relajado, y donde parece no suceder nada excepcional. Su argumento es sencillo y todo transcurre sin sobresaltos. Sin embargo, es mucho lo que se sugiere, lo que se adivina en el subsuelo de las siempre complicadas relaciones humanas. Bien lo señala Luisgé Martín: “Ese grupo de veraneantes heterogéneos se enreda en seducciones, amistades, amoríos, confidencias y pequeñas traiciones sin que pase nada importante en la superficie. Lo que pasa es la vida. La mediocridad insultante de la vida. La fugacidad de todo”.

Sin duda, la recuperación de La playa no debe pasar desapercibida.

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