Cataluña no está para tonterías. Y no me refiero solo a que hay que gestionar y procurar que avance y que los ciudadanos puedan crear empresas, tener garantizada la sanidad, la educación y una persona mayor acceso a la Ley de Dependencia, es decir, hacer otras cosas que pensar todo el tiempo en la independencia. Quiero decir que el desgobierno es total. Por eso y por las huelgas de médicos, bomberos y estudiantes, entre otros colectivos, hay quien quiere denunciar al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por dejación de funciones.
Pero es que también es fundamental velar por la seguridad de sus ciudadanos y ante la falta de compromiso de sus gobernantes más cercanos, parece claro que deben ser otras instancias responsables, las del Estado, las que se ocupen. Por eso mismo también, hay quien se quiere querellar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, igualmente por dejación de funciones.
Lo que no puede ser y entristece el alma es que una mujer llame a la radio para decir que “lo que está pasando en Cataluña ya se está saliendo de madre” y que tiene “miedo” por las cosas que está diciendo Torra y que insista en que los que son “catalanes y españoles” tienen “mucho miedo” y que le gustaría que se les diera un poco de aliento porque ven que “este Sánchez lo único que sabe hacer es viajar, viajar y viajar y no preocuparse por su país”.
Y digo yo: ¿Puede haber algo peor para un presidente de un país que la ciudadanía –aunque sea una parte de ella– le diga que tiene miedo? ¿No debería hacer algo para solucionarlo? ¿Sorprende a alguien que el presidente del Gobierno haga caso omiso de los reiterados avisos porque si está donde está es gracias al apoyo de los que provocan ese miedo? Por otra parte, ¿qué se puede decir si cortan una autopista durante 15 horas y el consejero de Interior catalán explica que no "hubo ninguna perturbación grave ni alteración del orden público?
Ese miedo lo siembran los CDR, que hoy por hoy hacen lo que quieren. Hay impunidad. Ayer no, sin embargo. Algo que tiene difícil justificación por parte de la consejería correspondiente, pero la violencia que generan es notable y altera de forma considerable una vida normal. Sobre todo si no dejan circular libremente, aunque resultan más peligrosos cuando alguna formación política o asociación civil que no comulga con sus ideas decide organizar cualquier acto en contra de los intereses del separatismo. Es entonces cuando la integridad física de las personas corre peligro de verdad.
Desgraciadamente, el presidente Torra parece apostar por la vía de la violencia para lograr la independencia, según se desprende del modelo propuesto para tal fin, con la aquiescencia siempre del presidente Sánchez, que sigue poniendo paños calientes a cada ocurrencia del independentismo con tal de conseguir su apoyo para los Presupuestos Generales.
El resultado es que en Cataluña, mientras unos hablan de Eslovenia, proceso independentista que hay que recordar reportó muertos, hay de todo menos normalidad y tranquilidad. Entre otras cosas por la dejación de funciones antes mencionada del jefe del Ejecutivo español.
La realidad social de Cataluña deberá volver a la normalidad más pronto que tarde y si para ello es necesario aplicar otra vez el 155, así sea. Y si el Gobierno tiene que asumir las competencias en seguridad, bien. Y si para todo esto tenemos que esperar a que Sánchez decida adelantar las elecciones, ya está tardando.
Pero, ya termino, si para esto tenemos que ayunar todos, pues ayunamos, que seguro que nos viene bien. Pero no será por solidaridad con los que quieren presionar para que les saquen de la cárcel y volver a proclamar una república independiente.
Si (
No(
