Que no crean los taxistas que todos sus compañeros están de acuerdo con la forma de actuar que están protagonizando los que ocupan portadas en los medios de comunicación y que no se piensen tampoco que esto no les va a traer consecuencias con los clientes. El manido “defendemos el pan de nuestros hijos” no es exclusivo de este sector. Todos defendemos nuestro pan y todos nos adaptamos a los cambios, a la forma de entender lo que nos rodea. No queda más remedio.
Y dicho esto, también hay que legislar y garantizar que se cumpla la ley.
El problema tiene difícil solución, pero una vez buscada la fórmula intermedia que dé salida a las reivindicaciones de ambas partes, una de ellas, la de los taxistas, debe entender que la vida ya no es como hace 40 años, ni como hace 5. Los modelos económicos y sociales han cambiado y se hace imprescindible revisar su patrón de actuación. ¿No se preguntan por qué, en líneas generales, la experiencia de un usuario de Uber o Cabify es mejor que la de un taxi?
Arramplar contra los VTC como están haciendo es errar el tiro. Si el sector del taxi no entiende que Cabify o Uber no son el problema, sino su falta de adaptación a la forma en la que los clientes han cambiado los hábitos y tienen una nueva manera de consumir, no encontrarán la solución a sus demandas. Si dos empresas se adecúan a lo que los pasajeros piden, ofreciendo un mejor servicio y más barato, el taxi está inevitablemente abocado a transformarse y mejorar o desaparecerá.
Pero igual de importante es que si en lugar de cambiar su forma de trabajar y adaptarse insisten en movilizarse con huelgas que perjudican siempre a los usuarios, estarán consiguiendo que el que tiene que decidir mañana con qué servicio gastarse su dinero lo tenga claro.
Las tácticas utilizadas de amedrantar, amenazar y coaccionar tanto a los conductores de Uber y Cabify como a los usuarios no les van a salir gratis. No sé si al final se saldrán con la suya, pero esa protesta a base de ir a la caza del VTC no les va a dar resultado con muchos pasajeros que desde hace muchos años eligen lo que quieren y hoy no eligen taxi.
El sector está a tiempo de aceptar la libre competencia. Recíclense y todos saldremos ganando, pero con la violencia y atentando contra la libertad de las personas solo van a conseguir que se les siga tomando por una clase privilegiada y consentida que ahora, además, intenta atemorizar.
¿Recuerdan algún sector como el de los estibadores o los controladores aéreos que hayan chantajeado a los Gobiernos tanto como los taxistas? Este es el resultado final: mala campaña de imagen para el taxi, que está siendo muy buena para los VTC.
Por supuesto, están en su derecho de manifestarse, ir a la huelga y hacer lo que consideren oportuno. Ellos verán. Lo siento por los taxistas que no están de acuerdo con esta clase de protestas y que ven cómo se les mete también en el pack, pero yo elijo poder elegir.