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RESEÑA

Miguel Bayón: Todo por ellas

domingo 25 de noviembre de 2012, 01:19h
Miguel Bayón: Todo por ellas. Alianza. Madrid, 2012. 280 páginas. 18 €
“No hay peor cosa que la mejor que es andar en amores”. Miguel Bayón (Madrid, 1947) centra su novela en los comentarios de tres amigos sobre el entramado amoroso de sus vidas. Desi, Llamas y Picaflor son los antihéroes que protagonizan esta divertida novela que toca sin convencionalismos la problemática del mundo occidental. La obra parte de un telón de fondo que es “el desconcierto cierto de hombres y mujeres para su relaciones” sabiendo que lo óptimo para vivir una vida plena es dejarse enamorar, estar abierto y seguro de uno mismo.

Desi, el narrador de la historia, es un joven consciente de su soledad cuando siente la necesidad urgente de aclararse en la vida, “siempre más turbia de lo necesario y siempre a temperatura equivocada, pero hay que tragarla, está visto”. Al contrario que Picaflor, un treintañero impulsivo que va de relación en relación y no busca compromisos. El tercer protagonista, Llamas, es el cuarentón platónico cuyo estado civil es “enamorado”, él mismo dice “soy tipo herido. Cien veces. Pero tengo mi casta, al castigo me crezco, me vengo arriba, me empleo. Y sé que cualquier día me topo con el volapié final. Sólo pediría que fuese en todo lo alto, no infame bajonazo”.

Los tres son un retrato amoroso de la humanidad y de lo campechano en un entorno decadente como Playaclara. La ciudad esconde una sátira mordaz y desenfadada de nuestra hipócrita sociedad donde los turistas ricos y la peligrosa mafia alternan espacio con los inmigrantes y los gitanos. Bayón utiliza esta mezcolanza para ironizar sobre los prejuicios de las clases sociales: “No confíes en los jeques que se den prisa por nada porque los que no tenemos pasta sí somos gente que no sabe tener espera, pero ellos no, ellos a los suyo”. Así como sobre la manipulación de los medios de comunicación tras un incidente con los inmigrantes: “El ordeno y mando ha restaurado el orden: que los ciudadanos de honra y prez respiren tranquilos, las toleraciones se han acabado, aquí el que quiera trabajar que venga y trabaje, pero el que quiera otra cosa que no se le ocurra”.

Bayón plasma la amistad de estos tres personajes desvelando lo crudo y explícito de las conversaciones que normalmente sostienen y sacando así a la luz el tabú interior, animalizado y pecaminoso que todos tenemos y que solemos esconder. Surge así el erotismo latente en toda la obra, se desvela lo instintivo en cualquier acción cotidiana como comer, andar o bailar.

Las descripciones del cuerpo de la mujer elevan el espíritu y sugieren con maestría e ingenio y multitud de metáforas y símiles más de lo que explícitamente se dice. Y es que Miguel Bayón es un genio del lenguaje, retuerce las palabras creando nuevos sentidos y relaciones, juega con la lengua empeñándose en los dobles sentidos de la sintaxis, los localismos y los giros fonéticos.

Humor más ironía con el objetivo de hacer una fotografía de la sociedad son las bases de esta novela que consigue dar una visión sin “preángulos” de las “circunstancias” del microcosmos que es Playaclara. La comedia tiene un final inesperado y abierto que hace reflexionar al lector sobre la naturaleza humana.

Por María Jesús Paredes
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