Defensora de la docencia y del contacto con el alumno como mejor método de enseñanza y aprendizaje, la catedrática de Arqueología Pilar León ha dejado por unos días las aulas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla para ingresar en la Real Academia de la Historia. León, la quinta mujer en formar parte de esta institución, aboga en una entrevista con este periódico por mantener vivos los valores heredados del mundo griego para configurar del mejor posible el corpus de la sociedad actual, la misma que, según opina, muestra cada vez más desinterés por la Antigüedad.
El domingo pasado formalizó su ingreso en la Real Academia de la Historia, institución que sólo tiene a cuatro mujeres más entre sus miembros. ¿Cómo fue la experiencia? El acto académico resultó muy satisfactorio por su sobriedad, dignidad y sencillez. Los académicos y el director me arroparon al extremo en todo momento. Los dos intervinientes, mi colega y buen amigo Martín Almagro y yo, habíamos trabajado muy sincronizados para que saliera bien, y así fue.
Su discurso versó sobre La ejemplaridad del arte griego. ¿Qué ideas quiso expresar?El arte griego sostiene, ha sostenido y va a seguir sosteniendo a la cultura europea y occidental. Es un modelo que ha sido fácil de imitar y sumamente útil. Para todas las respuestas, inquietudes y cambios que la Historia ha ido provocando siempre ha sido una receta segura y un refugio. Desde la Antigüedad griega hasta nuestros días hay una secuencia ininterrumpida de interés y una vuelta a mirar a los griegos y a su arte. La Historia nos ha demostrado que el tiempo nos ha alejado de lo griego y que ese alejamiento se ha hecho máximo en nuestro tiempo. Sin embargo, a día de hoy, consciente o inconscientemente, se sigue buscando porque es una continua fuente de respuestas para el hombre. Los griegos lo dejaron todo planteado y mucho resuelto.
¿A qué se refiere cuando dice en su discurso que hay un desinterés por los valores que representa el arte griego?El desinterés e, incluso, el desprecio por la Grecia antigua que se da actualmente es explicable por el hecho de que históricamente ha habido momentos en los que regímenes políticos, países o situaciones históricas han abusado del arte griego. Lo han denigrado haciendo de él una especie de estandarte de intereses espurios y deleznables. Por ejemplo, el nazismo o el fascismo, que lo cogieron por bandera y destruyeron sus valores. Ambas ideologías han sido un perjuicio terrible para el mundo griego en general. No puede volver a repetirse el mal uso y el aprovechamiento tendencioso de algo, sea griego o no. Cuando hablo de esa pérdida de valores me refiero a aquellos relacionados con la espiritualidad, la ética o el gusto. Ahora prima la idea de que lo que representó la antigua Grecia está superado y, por tanto, no sirve para nada o es una antigualla. Es una postura completamente falsa.
Así que olvidamos que somos deudores de los griegos con relativa facilidad…Sí, por algo se dice eso de que a todas las artes les debemos algo y sólo con el arte griego estamos siempre en deuda. Es una gran verdad. Lo que ocurre es que el mundo actual lleva derroteros distintos en cuanto a tendencias o gustos. Sin embargo, eso no impide que tengamos que seguir volviendo la mirada al modelo griego artístico y existencial.
¿Cabe la posibilidad de que Grecia pudiera aliviar su situación económica a costa de su patrimonio?Esa cuestión de vender castillos o ruinas se ha dado en España, Grecia o Italia. Es algo propio de los países mediterráneos, consecuencia del patrimonio tan potente con el que cuentan. Como fuente económica maravillosa de ingresos en el campo de los servicios y el turismo, alguna mente perversa cree que puede utilizar el patrimonio con fines egoístas. Es impensable que Grecia se plantee vender nada, al menos en lo que se refiere a los bienes públicos. En Italia tampoco pasa.
¿Y en España? ¿Se valora lo suficiente el patrimonio?El patrimonio histórico artístico y cultural español es comparable al más grande de cualquier otro país. Creo que es difícil abordar todo lo relacionado con esta cuestión porque es un proceso muy caro y complicado. Es una realidad con la que hay contar. Aunque se están consiguiendo avances, creo que queda mucho por hacer en cuanto a planificación sensata. También hace falta demostrar buena intención.
¿En qué sentido?Creo que a los responsables de la gestión cultural se les infla la boca diciendo lo que tenemos y luego se les desinfla el bolsillo.
Pero los expertos defendéis el impacto económico de la puesta en valor del patrimonio. ¿Acaso ese mensaje no termina de calar entre los políticos?Los políticos creen que hablar de patrimonio de forma favorable proyecta una imagen de mente abierta y progresista, pero la realidad es que “donde dije digo, luego hago Diego”...
¿Los proyectos de investigación arqueológicos están igual de afectados que los científicos?Sí, es decir, en una situación penosa. Defiendo que tanto al físico como al arqueólogo se les dé a manos llenas porque representan el futuro y el progreso.
Su trabajo en el extranjero le ha permitido conocer otras políticas culturales. ¿Qué anhela en España?Los países anglosajones, por ejemplo, tienen una cultura más desarrollada que la nuestra y más sensible a esta cuestión, pero creo que aquí bastaría con que se pusiera en marcha una ley de mecenazgo que defienda los intereses de quien ejerza de mecenas. Tendría un eco inmediato y sería beneficiosa para todos. Lo que hay que hacer es aprobarla ya. Aquello de que la política es el arte de lo posible, que dijo Maquiavelo, en tiempos recientes ha sido modificado para peor: ahora es el arte de lo posible para mi partido.