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España, fútbol y Liberalismo

Javier Santiago Vélez
martes 02 de julio de 2013, 20:09h
Parece imposible unir estas tres palabras en un mismo planteamiento económico-político, pero aquí lo hemos hecho.
“El funcionamiento del Estado debería ser como el de un partido de futbol, en el cual el árbitro (Estado), vela porque se cumplan las reglas (leyes), garantiza el libre juego, la igualdad material y que las condiciones en las que se desarrolla el partido sean lo más idóneas posibles. El árbitro (Estado) nunca se mete en cómo se debe jugar, ni dirige a los equipos, ni interviene en el juego… es un simple observador, garante del cumplimiento de las reglas (leyes) vigentes”.

No es una cita ni de Hayek, Von Mises, Adam Smith, Montesquieu, Thatcher o Reagan... Es simplemente un símil fácil de comprender entre el fútbol y el Estado.

Como diría Ronald Reagan, “El Estado está para proteger al ciudadano, no para dirigir su vida”. Yo creo en un Estado basado en la libertad individual de cada persona, en la que se valore el esfuerzo, el mérito y el trabajo.

El problema es que es difícil ser liberal, la mayoría de gente, inconscientemente es intervencionista, ¿Por qué?
Porque la mayor parte de la ciudadanía está contenta con su actual Estado de Bienestar, sus subvenciones, sus ayudas, sus servicios gratuitos, sus faraónicas infraestructuras (culturales, lúdicas, deportivas, viales)… Y por ello, es muy difícil mentalizarles, de que se está viviendo “por encima de nuestras posibilidades”, que es “insostenible” el actual modelo de Bienestar… Desgraciadamente, predomina el egoísmo individual sobre la racionalidad o la cordura, no pensamos en el futuro, no somos conscientes de que nuestros excesos del presente serán problemas en el futuro.

Hemos tocado techo en lo referido al Estado de Bienestar, nunca viviremos tan bien (tantos servicios gratuitos, ayudas, facilidades…) como vivimos en 2008 (antesala del comienzo de la crisis). Nuestros padres vivieron mejor que nuestros abuelos, pero nosotros viviremos peor que nuestros padres, “fue bonito mientras duro” dirían algunos, “deberíamos haber sido más conscientes de nuestros límites” dirían otros.

Es imposible buscar remedio “milagroso” a esta situación, sobre todo en el corto plazo. Hay que aprovechar esta crisis (social, política y económica) para reformular nuestros “cimientos”, y evitar que esto vuelva a ocurrir.

Somos un país luchador, que nos hemos recompuesto a lo largo de la historia de muchas situaciones peores (invasión musulmana, guerras napoleónicas, guerra civil…), no me cabe la menor duda que lo volveremos a hacer. Sólo espero que esta “cura de humildad” experimentada nos sirve para aprender, mejorar y escarmentar.
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