El resultado del Comité Federal del PSOE celebrado ayer sábado en Madrid ha dejado todo como estaba. La única novedad relevante ha sido la fecha del próximo congreso para elegir -o revalidar- secretario general, a mediados de mayo. Sobre el papel, Pedro Sánchez podrá vender humo con forma de democracia interna con la propuesta de que sean los militantes y el propio Comité Federal quienes tengan que refrendar ulteriores pactos.
La realidad es que se aprobará lo que Sánchez quiera. Los barones críticos -Extremadura, Castilla La Mancha, Asturias- no lo son tanto, pues en sus respectivas comunidades ya gobiernan apoyándose en Podemos. La única “libre” a la hora de decir lo que piensa es Susana Díaz, aunque su estrategia de no acabar de significarse hasta que todo se clarifique sigue imperturbable.
Y la militancia es muy voluble. Además, si Pedro Sánchez gobierna, muchos de esos militantes -miles, de hecho- accederán a suculentos altos cargos o puestos de “asesorías varias”. Si a ello se le añade la posibilidad de llegar a la Moncloa pese a haber cosechado el pero resultado en la historia del PSOE, el resultado es más que previsible: el líder socialista se plegará en todo a Podemos como ya hizo Zapatero con Esquerra. Y, si lo hace, a medio plazo, los resultados serán catastróficos para el PSOE