En el marco de este foro, al que también han asistido la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, y el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, Marañón ha explicado que el modelo de gestión pública y privada ha funcionado muy bien en el Teatro Real. La clave, ha dicho durante su intervención, “está en no dejar de ser una institución pública con un estatuto de autonomía que garantice independencia, estabilidad y la participación de la sociedad civil”. El presidente ha asegurado asimismo que la estrategia utilizada en el teatro de la Plaza de Oriente pasar por contar con “un programa ecléctico”, es decir, con un repertorio más tradicional que le gusta a todo el público y otro, de corte más vanguardista. Además, ha insistido en la importancia de que la ópera deje de estar considerada “elitista y acotada”, ya que se trata de un elemento cultural vivo y así debería ser percibida por la sociedad y las instituciones.
Por otra parte, Marañón ha diferenciado dos etapas en el Teatro Real, que este año celebra el 20 aniversario de su reapertura. La primera, en 1995, momento en el que se constituye el Patronato, se externalizan la orquesta y el coro, y se llevan a cabo diferentes obras de mejora. Y la segunda, que abarcaría el periodo desde el año 1996 al 2007, caracterizado por “una tentación intervencionista” con seis presidentes del PP y PSOE al frente del Patronato, así como nueve directivos generales y artísticos. A su juicio, este hecho condujo a que el Real cayera en la irrelevancia y, sobre todo, en la imposibilidad la idea de crear un proyecto artístico a medio plazo. Hasta que más tarde, gracias al Estatuto interno del teatro, se pudo alcanzar la autonomía y estabilidad necesarias para gestionar proyectos que han llevado al coliseo madrileño a convertirse en una de las tres principales instituciones culturales nacionales junto con el Museo del Prado y el Reina Sofía.
En un análisis financiero más concreto, Marañón ha detallado que las subvenciones públicas han pasado de 25 millones de euros a 12 millones entre 2010 y 2014. De modo que en el presupuesto anual de 50 millones de euros, hay un 27 por ciento de aportación pública, un 26 por ciento privada y un 47 por ciento de los ingresos de las actividades propias del teatro. Igualmente y, en el marco de un periodo marcado por una crisis económica, se han reducido los gastos un 48 por ciento entre 2008 y 2015, mientras que los ingresos del patrimonio han aumentado, así como la ocupación media, que ha sido del 93 por ciento. Por lo que se refiere al crucial aspecto académico, el presidente ha destacado los programas adaptados al modelo de Bolonia, el programa artístico dedicado a los niños con danza, títeres y artes escénicas, así como el programa social dirigido a la población más desfavorecida con entradas gratuitas y el aula de musicoterapia al que asisten cada día más de 100 niños. Porque, como ha subrayado Marañón, “la cultura es un valor estratégico para la sociedad, que ayuda a pensar de forma crítica para construir una utopía de un mundo mejor”.