Creo que los partidos políticos de ahora deberían ser organizaciones de personas que piensan de manera distinta pero que son capaces de ponerse de acuerdo para conseguir y trabajar por unos objetivos. Sobre este convencimiento, envié un escrito para una de las ponencias del Congreso del PSOE, que en gran medida fue incorporado al proyecto que se someterá a debate por los afiliados. Su contenido es el siguiente:
“Tras la recuperación de las libertades en nuestro país, el PSOE se estructuró como organización política con tres fundamentos:
- Se adaptó orgánica e ideológicamente a la Constitución de 1978 y específicamente a su artículo 6 que establece: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política".
- Se recuperó una tradición centenaria de representación democrática de sus afiliados que había sido una formidable escuela de educación política e institucional para la clase obrera. Hasta en las agrupaciones locales, donde efectivamente se daban formas asamblearias, el debate y los acuerdos posteriores se producían con principios de democracia representativa. El aprecio por la democracia representativa en el socialismo español, al igual que en otros partidos socialistas europeos, se debió a su rechazo a prácticas plebiscitarias que habían utilizado gobiernos reaccionarios como el del Segundo Imperio francés y sus posteriores imitadores totalitarios.
- Como sucede en los momentos fundacionales de las democracias, y más en España donde la democracia fue resultado de delicados equilibrios, y además los partidos políticos eran frágiles, el PSOE adoptó un modelo organizativo de liderazgo carismático o personalizado que resultó un gran éxito para la organización y para la democracia española. Eso explica por qué el PSOE sea el único partido que está presente con sus siglas desde el inicio de la democracia en España y que por eso mismo está identificado al máximo con la evolución de nuestro sistema constitucional. El éxito del modelo de partido del PSOE resultó tan evidente que fue copiado por casi todas las formaciones políticas del espectro político, hasta llegar a formas abusivas de la conocida partidocracia.
El PSOE está dispuesto a innovar su modelo orgánico y sus prácticas electorales internas pues es consciente de que la sociedad española desea que los partidos superen modos correspondientes a los antiguos períodos fundacionales, pasando hoy a unos liderazgos y a unos métodos electorales de tipo racional o legal, y que así se corresponderán con una sociedad compleja y cuyo pluralismo se expresa por una nueva conciencia clasista, y a la vez, por un fuerte individualismo.
El PSOE, que quiere para España una democracia avanzada, como partido está obligado a organizarse de la misma forma, y eso supone que la gran tarea de las democracias actuales, el control del poder, ha de ser el objetivo primordial de sus reformas internas.
El control democrático del poder dentro del PSOE será la tarea más importante de las que constituyen la reforma de sus estructuras.
Una democracia avanzada, en una sociedad o en un partido político, se caracteriza precisamente por su legitimidad. La democracia es un sistema político que no se distingue sólo porque sus decisiones referidas al poder se adoptan votando, sino fundamentalmente porque son legítimas, es decir, basadas en la ley y en el respeto a los discrepantes y a las minorías. Como tantas veces se ha repetido, la legitimidad de la democracia consiste que cualquier decisión que apruebe no produce miedo a nadie, y en este principio se apoya en la idea de que el poder, sea en el Estado, o en el seno de un partido político, debe estar siempre sometido a controles.
La democracia de futuro basará su legitimidad en su capacidad de establecer acuerdos, y al mismo tiempo, y esa será su mayor dificultad, se fundamentará en los compromisos - engagement- de los ciudadanos, hombres y mujeres implicados en la defensa de sus democracias. El compromiso es mucho más que el derecho a decidir votando, y supone la obligación de responsabilizarse con las decisiones, leyes y representantes de las democracias avanzadas o de partidos políticos como el PSOE.
El malestar profundo que existe hoy en las sociedades democráticas procede de la percepción de que hay poderes económicos y sociales que escapan a los controles de nuestras democracias nacionales. Para someterlos, las democracias deberán forjar acuerdos políticos dentro de los Estados y a escala europea e internacional. El reto es encontrar un método que legitime los acuerdos. Esto significa que el PSOE será una organización de personas que pensando de manera diferente pueden ponerse de acuerdo para lograr objetivos comunes.
La “reflexión profunda” que el PSOE está dispuesto a llevar a cabo sobre este reto organizativo supone, en primer lugar, un debate con todas las garantías democráticas, y en segundo lugar, con la misma importancia, que ese debate conduzca a que sus acuerdos se alcancen por consenso, y que además sirvan para un largo período de tiempo; es una exigencia fundamental para los partidarios de la seguridad jurídica y del Estado de Derecho, y así se entiende el articulo 6 de la Constitución.
Una vez más, el PSOE señalará el modelo futuro de los partidos políticos, porque con sus reformas internas el socialismo español logrará la confianza de todos los hombres y mujeres que quieren y necesitan que se gobierne la globalización, siendo fiel a su compromiso con el sentido profundo de las palabras Libertad y Justicia.”