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El Congreso de Rajoy: y tres anomalías

Juan José Laborda
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1718lamartingmailcom/12/12/18
domingo 29 de junio de 2008, 18:47h
Los que no han comprendido el significado de unas elecciones como barrón y cuenta nueva, se han llevado la sorpresa de que Rajoy, no sólo ha obtenido un apreciable apoyo partidario en el Congreso, sino que ha sentado las bases para una orientación estratégica nueva del partido que ocupa el centro derecha en España. Es posible que Mariano Rajoy no alcance personalmente la Moncloa, pero en mi opinión, la orientación ideológica y los equipos humanos sitúan al PP en la normalidad política. En otras palabras: un partido político que tenga los mismos compromisos con el sistema político que el PSOE, lo que significa que el orden constitucional no es cuestión de uno -la defensa que hizo el PP de Aznar frente a todos- , sino tarea compartida de muchos, aunque el otro partido de gobierno tenga una mayor importancia. El PP de Rajoy, podría, por fin, resolver la anomalía producida por la desaparición de la UCD. El hecho de que AP no estuviese dentro de los grandes acuerdos de la transición, ha posibilitado el ensueño de que el PP de Fraga y de Aznar, pudiese lograr su revisión: sus discrepancias con el Estado autonómico, con el lugar de la Iglesia católica, o con la herencia política del franquismo, producían satisfacción entre los guardianes de los principios, pero eran un límite para obtener los votos procedentes de los que aprecian la normalidad democrática. Si esa senda iniciada por el PP de Rajoy tiene recorrido, otra anomalía de nuestro sistema político puede acabar: la alternancia política será normal, y no efecto de una conmoción política grave como hasta ahora: Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, llegaron a la Moncloa a causa de una seria crisis del gobierno y del partido rival. Corolario de lo anterior: los partidos políticos españoles no se rompen como en la época de la UCD, y sus liderazgos tienen una fortaleza excepcional, en comparación con otros países europeos.

La globalización ha influido en la resolución del Congreso del PP. La pérdida de influencia de la ideología neocon norteamericana, algo patente con el candidato republicano John McCain, ha terminado por asestar el golpe de gracia a las técnicas de la crispación, de la movilización callejera a favor de causas tremebundas, en resumen, la liquidación del laboratorio político que era FAES, bajo el patrocinio de Aznar y de Esperanza Aguirre. La globalización ha tenido otra virtud. Mientras hace años la ingerencia de grupos mediáticos como la COPE y El Mundo fueron decisivos en el hundimiento de la UCD, en nuestros días su capacidad política ha quedado reducida. No sólo porque la opinión pública está informada por una multiplicidad de medios, lo que convierte en pintorescas las exclusivas de esos medios, sino porque los empresarios, los ejecutivos, los políticos, los docentes, los funcionarios, etc., contrastan la información antes de formarse una opinión profesional o política, y es patente que algunos famosos periodistas, han perdido su credibilidad en este universo informativo global.

El equipo humano que va a dirigir el partido junto con Rajoy, no tiene servidumbres con el pasado extremista. Es significativo, pero el que representa tiempos pasados es Javier Arenas, cuyo pasado en la UCD es conocido. Dejando al núcleo neocom, Aznar, Acebes, Zaplana o Mayor Oreja, otros destacados miembros, como Gabriel Elorriaga, Gustavo de Arístegui, Juan Costa o la misma Esperanza Aguirre, han perdido frente al nuevo equipo por sus torpezas valorando el futuro de Rajoy, y no porque sintonizasen con esa filosofía política. En todo caso, el más importante problema para un partido de oposición está sin resolver: los poderosos presidentes de las Comunidades Autónomas que le han apoyado, querrán imponer su voluntad. La acusación de guirigay autonómico, será como una espada de Damocles para un líder que tendrá difícil mantener su autoridad nacional. Ahora es el tiempo para hacer las necesarias reformas constitucionales que interesan a los dos partidos de gobierno. La última anomalía es que la voluntad de las Comunidades Autónomas la expresen los partidos políticos, en lugar de que sean éstas votando en el Senado las que lo hagan. Los partidos no pueden disciplinar un Estado diverso como el nuestro. Las discrepancias, se resuelven votando. La disciplina partidaria es algo del pasado en estos asuntos. El Estado ha demostrado que por eso no entra en crisis.

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

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