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América Latina en Beijing 2008: el eco de malos gobiernos

Lucía Nieto
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lnietoelimparciales/7/1/7/19
martes 26 de agosto de 2008, 21:29h
Desde el 6 y hasta el 24 de agosto estuvimos atentos a los avances y resultados de los cerca de 11.600 atletas que se dieron cita en China, quienes participaron en 28 disciplinas Olímpicas y provenían de 206 países, 40 de América Latina (19,4%). Los atletas latinoamericanos y caribeños fueron cerca de 1.200, pero sólo un pequeño porcentaje llegaba con posibilidades de subir a los podios a juzgar por su historial y sus propios pronósticos y, efectivamente, la presencia de la región en los juegos y su representatividad competitiva ha sido más testimonial que protagonista, como podemos ver en los resultados. Beijing ha otorgado 302 medallas de oro de las cuales tan solo 17 han llegado a manos de nuestra representación.

Un repaso somero de la importancia política que se pretende dar al deporte en el crisol normativo de los Estados latinoamericanos nos muestra que, en términos generales, en las Leyes y Constituciones se trata de un asunto que se ha elevado al rango constitucional, su práctica se reconoce como un derecho de los individuos y es un deber del Estado el fomentarla. Cuando no es así, el asunto se aborda en términos de políticas especiales, o ligado a otras políticas públicas como las de juventud, salud o educación. Sea como fuere, el deporte es un tema sobre el que no cabe duda de que existe conciencia de la responsabilidad de los gobiernos en fomentar su práctica. Pero ¿se va más allá de estos “modelos de técnica normativa”?

La realidad es que el deporte en los países de la región ha estado determinado por la falta de voluntad gubernamental, la inestabilidad política y la escasez de recursos económicos. Históricamente, coinciden épocas de bienestar y estabilidad con la presencia de grandes figuras deportivas y de un alto nivel de competitividad en el ámbito interno e internacional.

Un buen ejemplo es Uruguay. Se trata de un país que en la primera mitad del siglo XX cuenta con el estadio más grande del mundo, el Estadio Centenario, logra el triunfo en los campeonatos de fútbol en los Juegos Olímpicos de París 1924 y Ámsterdam 1928, y en los mundiales de 1930 con sede en Montevideo y en 1950 en Brasil con la gesta del Maracanazo. Los ecos del bienestar y la estabilidad de la primera mitad del siglo perduran y Uruguay destaca, entre 1950 y 1964, en varios deportes en el ámbito internacional: el baloncesto masculino y el fútbol se sitúan entre los primeros del planeta y tiene descollantes actuaciones en remo, yatismo, atletismo, boxeo y natación. En Beijing han participado 12 competidores, número similar respecto a anteriores citas olímpicas. Para unos atletas que durante cuatro años se prepararon para lograr lo mejor de sí, de entrada, una medalla era un sueño imposible. Su objetivo era superar sus propias marcas. Sin embargo, muchos no lo lograron y se despidieron de los juegos muy tristemente. Resultados que confirman que se está muy lejos del medallero olímpico y aún falta mucho por hacer en lo deportivo en todos los sentidos en dicho país.

En su mayoría, en Japón, los competidores latinoamericanos para su clasificación cumplieron con las marcas "B", exigidas por la federación internacional respectiva, lo que de entrada les dejaba con escasas posibilidades al competir con ganadores de marcas "A" de otras regiones y, por ende, con bajas opciones para aspirar al medallero. Aunque esto se sabía, se vaticinaba que en disciplinas de equipo como fútbol, béisbol, voleibol o hockey sobre césped se cosechasen medallas, pero que en las competencias basadas en el esfuerzo individual esto sería posible, sólo por parte de algunas figuras del Caribe.

Los resultados de Beijing 2008 corroboran lo augurado. Los logros alcanzados en disciplinas de equipo han sido: Argentina, oro en fútbol y bronce en Baloncesto; Cuba, plata en béisbol; Brasil, oro en voleibol femenino, plata y bronce en voleibol playa, plata en fútbol femenino y bronce en el masculino y plata en Vela masculino y bronce en femenino. En competencias individuales, nada que decir ante el desempeño de las figuras de Jamaica en atletismo, con 6 oros, 3 platas y 2 bronces, quebrando marcas propias y mundiales, pero sin destacar en ninguna otra disciplina. Las disciplinas individuales premiadas fueron: marcha, natación, halterofilia, tiro, judo, ciclismo, lucha, taekwondo, boxeo y saltos, con el siguiente balance de medallas: 15 oros, 21 platas y 25 bronces. En resumen, del total de las 959 medallas de los tres metales otorgadas en Beijing, América Latina ha arañado tan solo un 7,4%. De las 28 disciplinas olímpicas se han obtenido premios en 16 disciplinas y, de los 40 países latinoamericanos participantes, tan solo 13 han logrado sentir el orgullo por algún tipo de reconocimiento.

Los resultados evidencian la permanencia de la brecha deportiva entre el Norte y el Sur, que es de recursos, tecnológica y de organización, a pesar de los esfuerzos del Comité Olímpico Internacional por disminuirla. En América Latina las constituciones, las leyes y las políticas en el tema del deporte, como en muchos otros, son tan solo propósitos, cartas de buenas intenciones. Lo evidente es la incapacidad de los gobiernos para generar políticas públicas eficaces que fomenten las prácticas deportivas formales y no formales, como derecho de cada uno.

Lucía Nieto

Investigadora de la Fundación Ortega y Gasset

Lucía Nieto es investigadora de la Fundación Ortega y Gasset.

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