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América en español

EEUU: ¿un país de habla hispana?

lunes 05 de octubre de 2009, 09:42h
América en español, el lead que da nombre a esta serie de artículos que semanalmente pretenden acercar la realidad latina e hispana existente en los Estados Unidos es mucho más que una frase hecha o rimbombante. Es una realidad que se palpa cada día en ciudades como Washington o Nueva York, en las que es más que posible sobrevivir sin saber una palabra de inglés e, incluso conociendo el idioma, pasar días y días sin tener la oportunidad de utilizarlo.
El país del mundo con más hispanohablantes del mundo no es España, no. Ni siquiera el segundo. El país en el que existen más personas que hablan español terna es México, seguido, y aquí está la sorpresa, por Estados Unidos, con 45 millones de hispanohablantes censados, sin contar los inmigrantes ilegales. En el país del tío Sam o de los WASP, el español ya no es una lengua extranjera, utilizada vergonzosamente por inmigrantes recién llegados, sino que se ha convertido en el segundo idioma del país. No en vano, el 15% de la población estadounidense es hispana y se calcula que en 40 años habrá 132 millones de latinos en el país. Es decir, se convertirá en el país del mundo con mayor comunidad de hispanohablantes. Además, el uso del español no se restringe exclusivamente a la comunidad hispana sino que cada vez son más los estadounidenses, independientemente de su origen étnico, que eligen estudiar español como segunda lengua, muy por delante de otros idiomas.

Leyes “English-only”

A diferencia de en España, donde la batalla lingüística por la oficialidad de la lengua ocupa gran parte de la agenda política, en muchos estados de EEUU no existe un idioma oficial. El inglés es el idioma mayoritario, pero ninguna ley obliga a las administraciones de estos estados a utilizarlo por delante de otras lenguas. En el país del melting pot, el idioma no forma parte de la asunción de la idea de nación, aunque sí de identidad grupal. De todas formas, sí es cierto que ante la avalancha de inmigrantes hispanos de los años 60, en la década de los ochenta estados como California establecieron leyes que establecieron al inglés como único idioma oficial.

Lo más significativo es que no existe un divorcio entre el inglés y el español. Al contrario, los hispanohablantes estadounidenses no sólo siente contradicción alguna a la hora de utilizar indistintamente ambos idiomas sino que han fusionado ambos en lo que se conoce como spanglish, jerga considerada como una aberración por muchos y reivindicada como una nueva lengua, con todos sus derechos y parabienes, por otros tantos. Reconocidos académicos como el profesor mexicano Ilan Stavans (http://www.barcelonareview.com/40/s_is_ent.htm) -autor de libros como “Spanish: The making of a new America”, en el que incluye una traducción al spanglish del primer capítulo de El Quijote- defienden su carácter de lengua mucho más allá de jerga de los “uneducated“.

Todo en español

Guste o no a aquellos que como el fallecido politólogo Samuel Huntinttong consideran una amenaza la inmigración latinoamericana, las cifras se imponen y en la realidad cotidiana es perceptible la presencia masiva de lo hispano. Los carteles de las calles están escritos en inglés y en castellano, los periódicos gratuitos dirigidos al público hispano, escritos en español, superan en número a los de habla inglesa y casi en cualquier parte hay un latino manejándose en una singular mezcla de expresiones inglesas e hispanas. Eso sin contar que hay 550 cadenas de radio que emiten en español y además de 55 televisiones.

Esta misma periodista ha comprobado en persona como desde su llegada a Washington le ha sido prácticamente imposible practicar el inglés. Desde su compañero de piso, un mexicano que después de doctorarse en una Universidad estadounidense trabaja desde hace años como ejecutivo de cuentas de una importante empresa de evaluación de proyectos de políticas públicas, los profesores de la Universidad de Georgetown o sus alumnos, en general la mayor parte de las personas con las que ha tenido relación, o son hispanas o hablan español. En cualquier establecimiento, desde el gimnasio hasta la biblioteca puedes encontrar a un hispano que, tras una breve conversación en inglés, una vez percibe que eres española, pasa satisfecho al español.

Los festivales de música latina, de arte latino, de cine latino o de productos latino son el día a día de la ciudad. Incluso hay salas de conciertos dedicadas exclusivamente a traer a grupos españoles o latinoamericanos en veladas en las que no se escucha ni una sola palabra de inglés, mientras entre la música de fondo se puede oír hasta a los mismísimos Duncan Dhu. Incluso los principales periódicos, como el mismo Washington Post, contienen anuncios en español. Sin pretender caer en un absurdo triunfalismo imperialista, del todo anacrónico, lo cierto es que las frías cifras y la cruda realidad desvelan la existencia de un fenómeno que, bien entendido, puede ayudar a enriquecer la cultura de los Estados Unidos.