Con silencio sobre el escenario y los acordes de un violín da comienzo “El otro Einstein”. El público asiste a un obra de escenografía sencilla entre la que se mueven con soltura y brillantez las tres mujeres que conforman el reparto. Einstein no está presente, salvo en la conversación de las presentes y en la pantalla que proyecta las imágenes de su vida. Didáctica, reflexiva y amena, esta obra escrita por Andrés Roemer y dirigida por Raúl Quintanilla desembarca en el siempre carismático Teatro Lara para indagar en la apasionante personalidad del físico y sorprender.
Las tres balconadas del
Teatro Lara de Madrid y su carismático patio de butacas han acogido este martes el estreno de
“El otro Einstein”, una obra escrita por un mexicano,
Andrés Roemer, dirigida por un mexicano,
Raúl Quintanilla, e interpretada por tres mexicanas, Dora Cordero, Claudia Lobo y Verónica Merchant. Un cóctel, a simple vista arriesgado, que se torna acertado con tan solo dejar pasar los primeros minutos, cuando surge una función tan didáctica que bien podría calificarse de teatro-documental si este género existiera.

Tres sillas frente al público y otras tres alrededor de una mesa acompañan al reparto. La
sencillez de la puesta en escena atrapa. Lo hace el violín que toca en directo, el propio teatro y la pantalla que proyecta imágenes de la vida de Einstein, su verdadero protagonista. Pero olvídense de asistir a una obra en la que nos presenten los logros de este genial científico. “El otro Einstein” ofrece al público la posibilidad de indagar en su lado más humano y la manera en que fue percibido por quienes lo rodearon. En este caso, su primera esposa, su segunda esposa y su fiel secretaria. Todas unidas al físico en algún momento de sus vidas y todas atadas a su recuerdo.
El espectador asiste a un sinfín de historias tan alarmantes como el abandono de hijos o el adulterio. Las
tres mujeres, de otras tantas que hubo en su vida, a ratos se contradicen, para después apoyarse, incluso sentir algo de empatía. Los sentimientos afloran en cada una de ellas sin llegar ninguna a conocer a ciencia cierta qué fue lo que les unió al físico y, peor aún, qué pensó verdaderamente él de ellas.

A las puertas de entrevistarse con el jurado de la revista
Time, que planea elegir a Einstein como personaje del siglo XX para una de sus portadas, estas tres mujeres asisten a un doloroso repaso de sus vidas y de lo que queda en ellas del paso del científico por sus vidas. Del mismo hombre al que califican de
padre ausente, entregado científico y pésimo esposo.
Dora Cordero, en el papel de la secretaria, Helen, está correcta. No así
Claudia Lobo, quien interpreta a la segunda esposa de Einstein, Elsa, y que borda su histriónico papel. Lo mismo que
Verónica Merchant, quien pasea con maestría una trabajada cojera en el papel de la intensa Mileva, primera esposa del científico.
Pero Einstein, ¿fue
víctima o verdugo? ¿Ocultó ciertos pasajes de su vida por proteger su profesión? Descúbranlo en el Teatro Lara porque nada es lo que parece, ni siquiera la vida privada de los genios.