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reseña

Marina Mayoral y María del Mar Mañas (coords.): Memoria de la Guerra Civil en las escritoras españolas

domingo 26 de junio de 2011, 12:27h
Marina Mayoral y María del Mar Mañas (coords.): Memoria de la Guerra Civil en las escritoras españolas. Sial/Trivium. Madrid, 2011. 184 páginas. 18 €
Fueron numerosas las escritoras españolas que vivieron la experiencia de la Guerra Civil y dejaron constancia literaria de ella. Ya desde comienzos del XX, el ambiente estaba preparado para la incorporación de la mujer a la sociedad a través de su activa participación en el campo de la enseñanza, la política y la cultura. Fruto de la labor de un grupo de investigación de la UCM sobre literatura femenina en nuestro país, Memoria de la Guerra Civil en las escritoras españolas, ensayo colectivo coordinado por Marina Mayoral y María del Mar Mañas, aborda un aspecto poco estudiado todavía, la mirada de la mujer sobre la contienda, a través del estudio de un grupo de escritoras de ambos bandos, el republicano y el de los sublevados, obviando las simpatías personales y desde etapas y géneros literarios distintos.

“¡Qué alegre era aquella tensión dramática de la vida!” Para María Teresa León, la guerra fue un momento de plenitud en su vida: su amor por Alberti, la defensa compartida de un ideal y el protagonismo asumido entonces –en el exilio no–. Su compasión no hacía distingos y en sus memorias –afirma Marina Mayoral– predomina la visión humana de la guerra, a diferencia de Alberti donde predominaba la visión política. En general, las mujeres escritoras se fijaron en detalles en que los hombres no repararían y por encima de la crítica ideológica resaltan el drama colectivo. La lucha fratricida tomará asimismo cuerpo en muchas de las novelas de María Teresa León, posteriores ya que, entre 1936 y 1939, no hubo –como señala Ángela Ena– novelas femeninas sobre la Guerra Civil en el lado republicano; sí en cambio en el sublevado (Pilar Millán Astray, Concha Espina…), relatos bélicos que desaparecerían, por consigna oficial, en la inmediata posguerra. Las obras republicanas, tardías y publicadas fuera de España, irán a cargo de Clara Campoamor, Victoria Kent, María Lejárraga… y algunos casos curiosos, como el de Constancia de la Mora, o Celia en la revolución, de Elena Fortún, sin publicar hasta 1987.

En el común de aquellas escritoras, republicanas y franquistas, la cotidianeidad ocupa un lugar principal y una fuerte carga emocional se desprende de sus relatos. En el caso de las poetas del 27 –parcela estudiada por Dolores Romero, acotada en siete autoras–, cada cual aportará una respuesta personal al conflicto, y en sus composiciones –de un lenguaje muy duro en ocasiones– laten las experiencias vitales y los conflictos más allá de las ideologías: así, Pilar de Valderrama y el dolor ante la pérdida del hijo; el exilio interior de Carmen Conde; el amargo destierro de Rosa Chacel y Ernestina de Champourcin; la poesía de arenga de Concha Méndez; y algún caso menos conocido como el de Ana María Martínez Sagi, reportera de guerra. El volumen se completa, por último, con el análisis de dos autoras –a cargo, respectivamente, de Manuel Fernández Nieto y María del Mar Mañas– que vivieron el conflicto durante su infancia y cuya huella se dejaría sentir en su obra de posguerra: Ana María Matute, en quien el horror bélico, de ambos bandos, está singularmente presente en dos de sus novelas, Los hijos muertos y la censurada Luciérnagas, recién reeditada; y Carmen Martín Gaite, que no abordaría de modo directo la Guerra Civil en su narrativa pero sí el mundo gris y sórdido de los años posteriores, como en El cuarto de atrás, memorias escritas en forma novelesca, mezcla de realidad y de ensoñación como forma de huida.

Por José Miguel G. Soriano
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