La periodista americana Deborah Scroggins nos sumerge en
La guerra de Emma en la compleja figura de Emma McCune, la cooperante humanitaria que se casó con Riek Machar, uno de los líderes rebeldes de la larga guerra civil de Sudán y actual vicepresidente de Sudán del Sur. El papel desempeñado por Emma McCune en la guerra sudanesa es escasamente conocido actualmente, a pesar de que en su momento el personaje atrajo la atención de la prensa internacional.
Emma McCune procedía del norte de Inglaterra, de las misteriosas y románticas tierras de Yorkshire. Precisamente un carácter fuertemente romántico marcó siempre la personalidad de Emma, forjado quizá durante una infancia hostil. Había nacido en la India, pues su padre ejercía allí de ingeniero, pero pronto se trasladaron a Inglaterra donde éste se arruinó y acabó suicidándose, dejando a la familia sumida en la precariedad económica y el estigma social. Emma pasó una adolescencia dura junto a su madre y sus hermanos, pero una personalidad fuerte y decidida, unida a un físico excepcional, le hicieron destacar siempre en la conservadora sociedad británica.
En 1982 obtuvo una plaza para estudiar Historia del Arte en el Politécnico de Oxford, y allí fue donde la joven empezó a interesarse por África. Con Thatcher y Reagan en el poder y el final de la guerra fría como escenario de fondo, las reivindicaciones de artistas como el cantante y activista irlandés Bob Geldorf para centrar la atención en la siempre olvidada realidad de África calaron hondo en Emma, quien pronto se involucró activamente en los programas de voluntariado de la Universidad. En su círculo de amistades abundaban los estudiantes africanos, así como los británicos concienciados de la necesidad de hacer algo para cambiar las cosas. En 1989, cuando tenía veinticinco años, Emma McCune se instaló definitivamente en Nairobi para no volver nunca a vivir en Inglaterra.
Su primer trabajo allí, para la organización
Street Kids International, consistía en gestionar las escuelas de la zona para impedir que el EPLS –Ejército Popular para la Liberación de Sudán– atrajese a los niños a la guerra. “Sin educación, estos niños no tienen ningún futuro”, solía afirmar McCune, según recoge Scroggins. Emma nunca dejaría de preocuparse por la infancia afectada por la guerra sudanesa. Uno de los niños soldado que rescató fue el cantante de
hiphop Emmanuel Jal, quien incluso dedicó en 2008 la
canción Emma a McCune a quien considera “su ángel de la guarda”.
En 1991 Emma se casó con uno de los principales miembros del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán, Riek Machar, quien actualmente ejerce de vicepresidente del recién independizado Sudán del Sur. La implicación de Emma en la realidad sudanesa era máxima, así como su sentimiento de pertenencia a la misma. Scroggins recoge en su obra –mezcla de crónica periodística, pues ella misma estuvo en Sudán y llegó a coincidir con McCune, y de biografía- la labor de Emma como cooperante, plagada de contradicciones y debates morales. Emma, conducía su Land Cruiser por los escenarios más peligrosos sin preocuparse por las bombas, murió en un accidente de coche en las calles de Nairobi en 1993, cuando tenía veintinueve años y esperaba un hijo de Machar.
The Independent cerró el
obituario dedicado a Emma McCune con una frase que ilustra su grado de implicación en la realidad sudanesa: “
Southern Sudanese the world over are mourning for a woman they thought of as 'truly one of us'”.
Por Lorena Valera Villalba