Internet, que ha globalizado el mundo de forma tan evidente, supone ahora un soporte más dónde delinquir. El portavoz de la Unión Federal de la Policía (UFP), Serafín Giraldo, ha asegurado a elimparcial.es que "los cibernéticos son actualmente los delitos que más incidencia están teniendo en la sociedad", por lo que ha celebrado además el hecho de que desde Interior sean "conscientes de una problemática en aumento".
Para el ministro tiene especial importancia la protección de aquellos sectores de la población más vulnerables, como los jóvenes, para lo que prepara una estrategia que consistirá en la creación de un programa pedagógico de prevención del crimen y el acoso en la Red, para el que contará con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Otro eje importante tiene que ver con el ciberterrorismo, así como los ciberataques. "Recientemente hemos tenido ocasión de ver la amenaza de grupos como Anonymous, que constituyen un buen ejemplo de la envergadura de este tipo de problemas", ha destacado Fernández Díaz.

Sin embargo, el delito informático alcanza casi todos los ámbitos. Los más conocido quizá por su difusión en medios de comunicación y su crueldad son los delitos relacionados con el cibersexo y en concreto con la pornografía infantil, pero tal y como afirma Giraldo "en Internet también hay estafas financieras y suplantaciones de identidad, con más frecuencia de la que nos imaginamos".
La lucha contra el cibercrimen se lleva a cabo en las unidades especializadas de la Policía y la Guardia Civil en delitos telemáticos, que ahora el ministro quiere reforzar en un corto plazo. Unas unidades que funcionan bien a través de denuncias o de oficio, mediante el continuo rastreo de la Red. Los agentes una vez que conocen de un presunto caso de ciberataque a través de una denuncia se infiltran y trabajan por localizar a los culpables.
Por último, Giraldo considera urgente que se "amplíen los acuerdos con las policías de otros países, como ya ocurre en Europa, para hacer esta lucha más eficaz". Según explica el portavoz de la UFP, "la principal dificultad es detener la acción de un delincuente que actúa en Brasil, pero tiene presencia en España".