Liga de Campeones. Mbappé firma otra catástrofe europea del Barcelona

Para la mayoría de clubes competir en Liga de Campeones significa saber sobrevivir. Esta competición no entiende de inercias positivas o negativas, ni de favoritismos basados en el rendimiento en las ligas nacionales. La élite del fútbol continental demanda rendir en plenitud y capear las tormentas que a buen seguro llegarán. Gobernar los detalles. Es así de sencillo y de difícil. Descomponerse durante un tramo de un partido cuesta la eliminación y el entierro de los sueños. Esto es lo que le ha ocurrido este martes al Barcelona. Se adelantó, con la ilusión por las nubes, pero un imprevisto en forma de expulsión de Ronald Araújo le borró del encuentro. El PSG se benefició de la endeblez defensiva local y se mete en semifinales. Nunca había remontado fuera de casa en este torneo... hasta esta noche.

Xavi Hernández había conseguido que sus muchachos recuperasen el hambre y le hicieran caso en cuanto a las obligaciones tácticas desde que anunció que no seguiría en el cargo a partir de junio. Tan buen efecto causó esta declaración pública que su equipo encadenó 13 partidos sin conocer la derrota desde entonces, con el renacer de la seguridad defensiva. En la ida de estos cuartos de final tomaron el Parque de los Príncipes en una victoria que le supo a la delegación azulgrana como la proclamación de su regreso a la cima europea. Por eso repitió el once el técnico de Terrasa, a excepción del sancionado Sergi Roberto. Le suplió Pedri y el canario trató de hacerse con las riendas de la generación de fútbol desde el inicio. Sin embargo, empezó mejor el sistema visitante, presionando con efectividad y asumiendo la posesión (cercana al 60%).

Raphinha y Lamine ilusionan

Le han llovido críticas a Luis Enrique desde el pasado miércoles. También a Kylian Mbappé. En Francia han señalado a ambos como los culpables de lo que parecía un nuevo naufragio catarí en Europa. Sin embargo, el delantero esperó su oportunidad para reivindicarse -sin resplandecer- y al estratega asturiano no es fácil doblarle la voluntad. Esta vez reforzó la medular con la presencia del prometedor juvenil Zaire-Emery, mas tampoco incluyó en el once a un mediocentro destructor que amarrase las contras barcelonesas. Volvió a arriesgar, fiel a su identidad, y colocó al dinámico Barcola pegado a la cal, desplazando a Mbappé al centro. Todo para evitar que las ayudas entre Koundé y Araújo desactivasen de nuevo al astro de Bondy. Con ese ajedrez salieron los visitantes y se encontraron en desventaja en el minuto 12, cuando Lamine Yamal sentó a Nuno Mendes y centró para que Raphinha inaugurase el marcador. Sigue de dulce el brasileño, que se ha ganado la continuidad con creces.

Le afectó este golpe a los parisinos y el Barça fue subiendo líneas y ambición con el paso de los minutos. Bien es cierto que no pudo pivotear Robert Lewandowski tanto como en la ida, cuando torturó al hoy suplente Lucas Beraldo, pero el peligro correspondió a los 'culés' hasta la media hora. La pelota era francesa y las llegadas amenazantes, locales, como en la ruptura de Frenkie De Jong que derivó en el centro de Raphinha y el remate alto del atacante polaco -minuto 21-. El PSG circulaba el cuero de forma horizontal y sólo produjo hasta entonces un córner botado por Achraf Hakimi -de regreso tras su ausencia precedente- y cabeceado alto por Mbappé -minuto 17-. La dinámica pintaba un escenario favorable para los catalanes, con la posibilidad de que Lamine y Raphinha disfrutasen de manos a manos exteriores.

Ousmane Dembélé había comenzado desacertado, un tanto nervioso. Fijado al costado de Joao Cancelo, intentó sin éxito un gol olímpico -minuto 25- y sufrió la coordinación de la basculación defensiva trabajada por Xavi. El centro del campo y los extremos se remangaban en las labores de achique para no dejar a sus laterales cara a cara con las flechas parisinas y la situación parecía controlada. Hasta que Dembélé se activó de verdad, cambió el juego a toda velocidad para que Barcola centrase y Mbappé conectase un remate despejado, in extremis, por Marc-Andre Ter Stegen -minuto 28-. Era el primer aviso de la potencialidad que contiene la ofensiva francesa y un minuto después Araújo falló un pase, Nuno Mendes puso un balón en profundidad a Barcola y el central uruguayo derribó al regateador de 21 años cuando encaraba al meta local. Roja directa para el charrúa y examen colosal para la consistencia de un equipo que no podía contar con sus correctores tácticos de referencia (Sergi Roberto y Christensen) por sanción.

Xavi decidió relevar al peligroso Lamine Yamal para dar entrada a Íñigo Martínez. Con 1-0 a favor, el preparador no contempló usar a Oriol Romeu para aguantar el resultado, si bien se acabarían encerrando de todos modos. Olió sangre el esquema de Luis Enrique y sólo tardó 11 minutos en empatar el duelo. Con Fabián Ruiz liderando desde sus potentes conducciones, Vitinha abrió para que Bradley Barcola dejase atrás a Koundé y emitiese un centro venenoso que embocó por la escuadra Dembélé -minuto 40-. Se le despejó el horizonte a unos visitantes que buscaron a Mbappé ya sin Araújo sobre el césped. Y los vigentes campeones de LaLiga no supieron competir desde el achique, a pesar de acumular tantos resultados cortos positivos en el torneo doméstico. El Viejo Continente contiene otra exigencia.

Antes del descanso creció Dembélé, con una falta desde el pico del área y un remate que lamieron la madera. 'Lucho' ordenó repartir mejor los ataques y la amenaza llegaba desde Barcola y desde el exazulgrana. El intermedio arribó con 11 intentos visitantes y sólo dos barceloneses, uno de ellos entre palos -el gol de Raphinha-. Debía ajustarse mejor el Barça para salir a flote, dar un paso al frente como colectivo en pleno temporal, pero no lo consiguió. Las dudas en su zaga arrancaron en la reanudación con el derechazo lejano y centrado de Achraf que Ter Stegen casi se traga -minuto 48- y prosiguieron a medida que Vitinha y Fabián localizaban rutas por el interior. El zurdo andaluz casi marcó con un chut cruzado en el 52 y en el 55 el luso descerrajó un cañonazo desde 25 metros que se coló pegado al poste. Un golazo que terminó de descoser a unos 'culés' lentos de reacción y demasiado encerrados. Xavi, impotente, se ganó la roja por sus protestas un minuto más tarde.

Mbappe sentencia

Sin el entrenador más expulsado de su historia, el Barcelona aumentó su declive con el paso de los minutos. Sólo un fogonazo de Gündogan encendió algo a la tribuna de Montjuïc. El germano engatilló de diestra desde la frontal un tiro que tocó el palo y lanzó una falta espinosa al área que controló mal Ferran Torres en el momento decisivo. En el 74 puso en vuelo otra falta para el centro de Raphinha, el remate de Lewandowski que repelió de manera pobre Donnarumma y el despeje providencial de Marquinhos ante Ferran. Hasta ahí llegaron las esperanzas catalanas, que no contaron con el recurso de Vitor Roque por decisión técnica. Lucas Hernández selló la faceta distribuidora del polaco y Joao Félix entró algo tarde -minuto 82-. El cansancio sentenció a los azulgranas y regaló a Mbappé un doblete que no llegó a ser 'hat-trick' por la actuación de Ter Stegen.

La eliminatoria se había empezado a decantar en el minuto 61, cuando Joao Cancelo cometió un penalti infantil sobre el motivadísimo Dembélé. Kylian transformó el presente con un latigazo ajustado y en el minuto 89 puso la guinda coronando un mal despeje de Koundé tras los 'milagros' del portero alemán ante los intentos del propio Mbappé y de Asensio. El emblema del fútbol francés volvió a festejar en la Ciudad Condal y suma ya seis goles en los cuatro partidos que ha jugado frente al Barça. Su reivindicación -y la de Luis Enrique- preponderó sobre la de un conjunto azulgrana que encaja otra goleada definitiva en la máxima competición. Raphinha no bastó para rellenar de realidad los sueños barcelonistas y son cinco años sin pisar las semifinales de la Liga de Campeones. Con su participación en el Súper Mundial de Clubes en cuestión tras el enésimo duro revés.