LA MIRADA DE CLIO
Andalucía: emigrar o sumarse al paro
miércoles 09 de mayo de 2012, 08:26h
La peor tentación que puede presentársele a un político es la de la impunidad que le ofrece el ejercicio de un cargo para saltarse a la torera las normas que regulan la administración de los fondos públicos. En Andalucía, eso tiene un nombre: el mangoneo. Y en Andalucía, el mangoneo de los fondos públicos ha sido una práctica demasiado frecuente en una Junta que no ha cambiado de color político desde que se consagró el sistema de las autonomías. El cultivo de una clientela a base de sostener un plan de empleo rural, de subvencionar el paro o de pagar jubilaciones anticipadas con dinero de no se sabe muy bien de qué procedencia, ha permitido la perpetuación de lo que algunos han llamado El Régimen. ¿Que hay que utilizar fondos europeos? Para eso Andalucía es una región subdesarrollada que requiere la atención solidaria de las más ricas. ¿Qué hace falta eludir los controles de la intervención para sacar de un sitio para meterlo en otro?: se elude la fastidiosa fiscalización del administrativo de turno que no entiende una palabra de las razones políticas del partido que tiene la responsabilidad del gobierno. Y así llegamos al esperpento de los ERES, el mayor escándalo que ha perpetrado un Gobierno en Andalucía desde que los socialistas ocupan el poder.
En los sistemas parlamentarios, el turno de los partidos en el gobierno es una muestra de higiene democrática y una garantía frente a las tentaciones de abuso del poder que asaltan a los mandatarios que se perpetúan en el ejercicio de su función. El encastillamiento en el poder favorece la corrupción, alienta el clientelismo y genera mediocridad y adocenamiento. En todas partes ha habido últimamente alternancias de partidos gobernantes. Así ha ocurrido en Gran Bretaña, en España y estos días, en Francia. En Andalucía no. En Andalucía, los socialistas, después de más de treinta años en el poder, acaban de iniciar una nueva singladura que les llevara a gobernar la región durante otros cuatro años. Pero ahora, con el agravante de tener que soportar los tirones de la manga izquierda que constantemente van a darle sus nuevos compañeros de viaje.
En estas circunstancias, el panorama en Andalucía es desolador. Con una parálisis económica que mantiene postrada a la región en la cola de España, con un porcentaje de paro que bate records en Europa, el porvenir que se abre a los jóvenes que pretenden entrar en el mercado laboral es bastante negro. El único camino viable que se les presenta es la de la emigración. De nuevo están apareciendo los fantasmas que acosaron a nuestra sociedad en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. En aquella España sumida en el atraso y en el subdesarrollo, no había trabajo para todos y lo único que cabía hacer era buscarse la vida fuera de sus fronteras. El recuerdo de aquellas oleadas de trabajadores despidiéndose de sus familiares en la estación de ferrocarril con un maleta de cartón repleta de embutidos y otros manjares de la tierra, amén de los enseres personales, están guardados todavía en la memoria de quienes solo éramos entonces unos adolescentes. Se iban sin saber cual seria la fecha del regreso y eso añadía una buena dosis de tragedia a su aventura.
Aquella estampa de la España del subdesarrollo vuelve a repetirse en nuestros días en Andalucía. La crisis brutal que estamos padeciendo y la incapacidad de los gobiernos socialistas que han monopolizado el poder durante tantos años para generar desarrollo y empleo, han vuelto a resucitar los fantasmas de la emigración laboral de aquellos tiempos. Y no resta dramatismo a la situación, el hecho de que los jóvenes que se ven obligados hoy a buscarse la vida fuera de las fronteras españolas cuenten con mayores facilidades para afrontar el reto que sus antecesores. Su mejor formación, la desaparición de la fronteras en los países de la Unión Europea, la posibilidad de viajar con billetes de bajo coste, o la comunicación con sus familias respectivas a través de los medios que ofrece Internet, no son, sin embargo, ventajas que sirvan para paliar este triste destino que se les ofrece a los jóvenes andaluces.