www.elimparcial.es
ic_facebookic_twitteric_google

RESEÑA

Sarah Lark: La canción de los maoríes

domingo 17 de junio de 2012, 15:00h
Sarah Lark: La canción de los maoríes. Traducción de Susana Andrés Font. Ediciones B. Barcelona, 2012. 703 páginas. 21,50 €
Hace un año Sarah Lark comenzó una saga de novelas con En el país de la nube blanca. Debo confesar que no imaginaba que un libro tan completo como aquel, pudiese ser superado por una nueva entrega. Pero La canción de los maoríes lo consigue. Si en el título anterior la escritora alemana nos lleva desde Inglaterra a Nueva Zelanda, en esta ocasión continúa la historia en nuestras antípodas. Una tierra lejana, más lejana aún si cabe en el siglo XIX, en la que la presencia de la tribu de los maoríes hace necesaria la convivencia con todos los colonos que fueron en busca de una nueva vida por necesidad económica o para huir y romper con todo su pasado.

Es esta presencia de los maoríes uno de los puntos de mayor interés de la novela, ya que es uno de los elementos que más se puede adaptar a la realidad actual. La convivencia de razas y culturas, el respeto entre ellas, la aceptación de la mezcolanza, etc. Una serie de hechos que, sin duda, en las sociedades plurales de hoy en día se afronta de muy diferente modo que hace dos siglos, pero que no deja de tener ciertos puntos de conexión con aquellos.

Otro de los aspectos fuertes es el amor en todas sus vertientes. El amor adolescente y sin cabeza, el amor conservado a lo largo de los años, el amor de ingrato recuerdo. Una gran variedad de posibilidades manejadas con la destreza que caracteriza a la autora.

Sorprende la encomiable labor de investigación y de estudio que claramente se aprecia en esta obra. Sarah Lark trata de ser lo más fidedigna posible a la hora de describirnos paisajes, costumbres e incluso la arquitectura de la zona donde se desarrolla la historia. Consigue con ello atraparnos, hacernos viajar sin mover un dedo más que para pasar las páginas, llevándonos a esa Nueva Zelanda en la que también hubo una fiebre del oro cuya fama mundial se suele atribuir en exclusiva al continente americano.

Cabe destacar la parte de ficción que la autora añade en uno de los pasajes en los que se nos relata un accidente en una mina, ya que, a pesar de que en la novela se nos cuenta como hay supervivientes a esta tragedia, en la realidad no hubo ningún minero que consiguiese salir con vida de allí. Un alejamiento de la realidad de los hechos, pero, sin duda, una parte de respeto por aquellos que fallecieron y su memoria. Podemos aplicar de modo cierto, en cuestiones como nombres de lugares y familias, esa frase típica de “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”.

En resumen, todos aquellos que pudimos disfrutar de En el país de la nube blanca hemos caído en las garras de Sarah Lark, que con La canción de los maoríes nos atrapa todavía más, como el insecto que cae en la tela de araña y al moverse más se enreda. Pero es una adicción de lo más sana. Y para aquellos que no hayan leído la anterior novela, es una lectura muy recomendable para afrontar el libro que hoy nos ocupa, pero no indispensable.

Por Jorge Pato García

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (4)    No(0)

+
0 comentarios