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¿Fin o cambio de los oligarcas rusos?

Izabela Barlinska
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ibarlinskaelimparciales/11/1/11/23
jueves 25 de abril de 2013, 20:33h
La crisis financiera en Chipre y la reciente muerte de Boris Berezovski en Londres han estimulado el interés del público por los oligarcas rusos.

La palabra “oligarca” entró en el diccionario político ruso de la segunda mitad de los años 90, cuando los siete hombres de negocios más influyentes de Rusia formaron una alianza política con Boris Yeltsin, el primer presidente de la Federación de Rusia tras la disolución de la Unión Soviética. Los banqueros dieron créditos inmediatamente para calmar el malestar social causado por la crisis económica. La condición para estos préstamos eran las acciones de las grandes empresas de propiedad estatal. Desde el principio se sabía que el Estado no sería capaz de pagar los préstamos a tiempo, de modo que las acciones pasarían, como ocurrió, a manos de los acreedores. De esta manera nació en Rusia un nuevo entramado de relaciones entre los hombres de negocios y el poder político, y con ello, la llamada oligarquía.

En 1996, el objetivo de la alianza fue garantizar la reelección de un ya enfermo Boris Yeltsin y bloquear el ascenso de los comunistas liderados por Guennadi Ziugánov que, en caso de llegar al poder, se habían comprometido a dar un paso atrás en aquel proceso de privatizaciones corruptas. Gracias a una turbia campaña electoral, que involucró a los medios de comunicación pertenecientes a los oligarcas, Yeltsin ganó las elecciones y los oligarcas alcanzaron la cima de su influencia en el Kremlin.

Le época dorada de los oligarcas terminó con la llegada al poder de Putin quien exigió de los rusos más ricos una lealtad absoluta al Kremlin. Pronto, dos de ellos (Berezovski y Gusinski) tuvieron que emigrar y las nuevas elites de Putin se hicieron cargo de sus bienes; en 2003, las autoridades encarcelaron a Jodorkovski.

Hoy día, los oligarcas ya no son los grandes hombres de negocios sino los funcionarios corruptos que establecen empresas privadas asociadas, como parásitos, a las empresas estatales. Durante su tercer mandato, Putin tiende a desprivatizar las empresas más importantes. En tiempos difíciles, de disturbios y de oposición social, es más fácil para el Presidente gobernar el país dando órdenes a los funcionarios que negociar con los empresarios, aunque éstos se muestren fieles al gobierno.

Los medios de comunicación llamaron el periodo de los oligarcas de Yeltsin sietebanquerismo (siete banqueros) por su similitud con el sieteboyardismo (siete boyardos), el consejo de siete boyardos, que gobernó en el Kremlin durante el llamado Período de los Tumultos, el periodo de una crisis del Imperio Ruso en los años 1598-1613 causada por la usurpación del trono del zar. Los boyardos eran nobles terratenientes y jefes de grandes clanes familiares que gozaban de gran influencia política y económica. Fue uno de los períodos más oscuros de la historia rusa, pero, a la vez, uno que dio paso a una de las etapas más importantes en el proceso de modernización del país. Ojala se vuelva a repetir la historia y, tras un período en cierto modo semejante, lleguen a implantarse a Rusia las reglas de juego de una convivencia moderna.

Izabela Barlinska

Politóloga

IZABELA BARLINSKA es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora asociada de Analistas Socio-Políticos

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