¿Avanza el proceso de paz entre israelíes y palestinos?

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, reconocía ayer ante las cámaras de una televisión alemana que las conversaciones de paz con Israel difíciles, aunque no por ello están paralizadas. Son los numerosos puntos de fricción entre ambas partes -y entre ellas mismas a nivel interno, habría que añadir- los que ralentizan un proceso de por sí sumamente complejo.

De un tiempo a esta parte, es Israel quien más obstáculos ha puesto al diálogo con los palestinos. La firmeza en la política de asentamientos es una buena prueba de ello. Tampoco parece especialmente realista la demanda palestina de volver a las fronteras de 1967 para sentarse de nuevo a negociar. En todo caso, si fuera posible que ambas partes -especialmente Israel- pusieran algo más de empeño en esta ocasión, la zona ganaría una estabilidad tan necesaria como urgente.

Siria por un lado y Egipto por otro son en la actualidad un foco de tensión permanente, y lo último que podría pasar sería un nuevo brote de hostilidades entre israelíes y palestinos. Ahora que no hay elecciones a la vista y que en Irán parece imperar algo más de moderación -dicho sea con todas las cautelas-, Benjamin Netanyahu podría apuntarse un tanto atemperando -cuando no suprimiendo- la política de asentamientos y tendiendo la mano a unos palestinos cuya disposición hacia el diálogo se antoja ahora algo menos complicada.