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Crónica económica

¿Estamos perdiendo el miedo a perder un empleo?

jueves 31 de octubre de 2013, 00:21h
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dicho que "en España estamos perdiendo el miedo a perder el empleo". ¿Está el ministro en lo cierto, o los datos no le avalan? Por José Carlos Rodríguez
En primer lugar, reconozcamos que no podemos tener ni idea sobre si el ministro De Guindos tiene o no razón, dado que es imposible apreciar el miedo, que es un sentimiento subjetivo, y menos de algo tan vasto como “los españoles”, y no digamos apreciar si sube o baja. Lo que sí podemos hacer es ver cómo se comportan los datos económicos que racionalmente nos podrían llevar a pensar que efectivamente ese miedo puede estar cayendo, o no. Además, ese miedo o falta de miedo es ambiguo. ¿Se refiere a que ya no creemos que vayamos a perder el empleo, o a que creemos que si llega el caso encontraremos otro más o menos adecuado? Vamos a pensar que son las dos cosas.

El ministro de Economía, nada más hacer su valoración sociológico-económico-psicológica, dice que se puede observar en la evolución del consumo. Si la gente consume es porque considera que podrá hacerlo. Y lo puede hacer porque piensa que lo podrá pagar. Y si cree que lo puede pagar es porque podrá trabajar. Esto es así, porque la mayor parte de los ingresos de la gente, de hecho la única para mucha gente, es el trabajo. De modo que si sube el consumo, es porque el temor a perder el empleo es menor.

Bien. ¿Y se recupera el consumo? Desde luego. Los datos de septiembre muestran un crecimiento del 2,2 por ciento a precios constantes. Es la primera vez que crece el consumo desde junio de 2010, cuando lo hizo a un ritmo del 1,0 por ciento. De modo que es la primera vez en 27 meses que ocurre. Para encontrar un crecimiento mayor, tenemos que remontarnos al anterior marzo (3,6 por ciento).

Luego está el propio mercado laboral. No parece estar como para perder el miedo al trabajo. Pero el ministro habla de una mejora. ¿Qué podemos decir? Cae el paro registrado, pero eso no dice nada; podría ser a causa de que la gente desespera al comprobar que no encuentra trabajo, y deja de buscar. Vamos entonces con la EPA.

El número de ocupados creció en 39.500 personas en el tercer trimestre del año, y la evolución interanual es cada vez menos negativa desde el último trimestre de 2012. Parecería que este dato refuerza lo que señala el ministro. Pero más apegado a las preferencias de la gente, porque no depende de que otra parte acepte o no un acuerdo, es la evolución de la población activa. Y la gente está dejando de buscar empleo. Hay 370.400 personas menos buscando empleo, pese al aumento del paro, en el último año. 33.300 sólo en los meses entre julio y septiembre. Pero el hecho de que caiga la población activa puede ser por desesperación o, simplemente, porque no le importe tanto encontrar o no un empleo. De modo que su significación para las palabras de Luis de Guindos no está tan clara.

Vamos ahora con un último, la riqueza. Uno puede perder la capacidad de generar renta por medio del trabajo, pero si tiene riqueza, puede bien consumirla bien consumir la renta que obtiene de ella. Recientemente, el Banco de España ha publicado datos sobre la riqueza financiera neta de los hogares. La gente reduce su endeudamiento, que cae por debajo de los 900.000 millones de euros (879.803 millones). Los activos, sin embargo, suben. Lo estamos viendo. Esa riqueza financiera neta, de la mano del ahorro creciente, crece hasta los 922.640 millones de euros. Se dice que esa riqueza es la misma que antes de la crisis. Lo que no se dice es que el número de hogares ha crecido (17.391.900 hogares en el tercer trimestre de 2013 frente a los 16.328.700 de seis años antes), de modo que la riqueza financiera neta por familia no ha crecido, sino todo lo contrario, en el último sexenio. Pero De Guindos habla de la evolución más reciente. De modo que sí podemos pensar que, por lo que se refiere a la riqueza financiera, tiene razón.

Luego está la riqueza inmobiliaria. Aquí lo importante no es el pasado, sino el futuro. Y cunde la idea de que el ajuste del mercado inmobiliario, en gran parte, se ha hecho ya. De modo que, una vez más, parece que los datos avalan al ministro.
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