Ejemplaridad de las Fuerzas Armadas
martes 07 de enero de 2014, 08:50h
Con motivo de la celebración de la Pascua Militar ayer lunes, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, hacía un atinado elogio de las Fuerzas Armadas. Al decir que cumplen “calladamente su labor y mantienen el ánimo firme y sereno sin atender a absurdas provocaciones”, el ministro resumía en una sola frase lo que viene siendo el comportamiento del Ejército: llevar a cabo lo que se le encomienda de un modo tan ejemplar como abnegado. También el Rey incidía en este punto, poniendo igualmente el acento en la importancia de la unidad de España, en clara alusión al desafío secesionista.
Los españoles tienen buena opinión de sus Fuerzas Armadas. Es algo ganado a pulso; basten si no los ejemplos de las misiones en el extranjero o del magnífico trabajo desempeñado por la Unidad Militar de Emergencias -UME-. La discreción militar alcanza también a las provocaciones venidas del nacionalismo, tanto eusko-nazi como catalanista. También ahí las Fuerzas Armadas han sabido estar a la altura de unas circunstancias en las que su silencio ha sido la mejor respuesta a semejantes desafueros.
Y todo ello con un presupuesto cada vez más exiguo y unas dificultades económicas que se traducen en pérdida de efectivos -2014 verá el desguace del portaaviones “Príncipe de Asturias”- y menoscabo de material. En este sentido, conviene recordar que las cuestiones de defensa no se pueden improvisar y que, pese la demagogia de algunos y los ajustes que impone la crisis, es imprescindible dedicar a las Fuerzas Armadas la atención que merecen: por muchas razones, entre otras porque el Estado moderno se inventó para asegurar la defensa y la justicia. Conviene recordarlo sin esperar a que no sea demasiado tarde.