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Nervios en el PP

jueves 20 de febrero de 2014, 02:08h
Todo Gobierno precisa de un partido fuerte que le sustente. Y, a día de hoy, el PP dista mucho de tener esa fortaleza. Hay una constante sensación de inquietud, ocasionada por varios factores: los “versos sueltos” -discrepancias públicas en cuestiones como el aborto o la financiación autonómica por parte de destacados dirigentes-, la corrupción que no cesa -lo último, las cuentas de Francisco Granados en Suiza; otro más- y la marejada producida por la designación “digital” desde Génova del candidato popular en Andalucía. A ello hay que añadir el malestar de las víctimas del terrorismo por las concesiones en materia de lucha contra ETA y el desmarque de históricos “populares”, entre ellos el propio Aznar.

Si no todo, al menos gran parte de lo anterior converge en un solo punto: la falta de liderazgo de Mariano Rajoy. Y falta de convicción y discurso: un país con historia, con una historia de éxito reciente. Pero sin relato. Sin relato frente a los totalitarios eusko-nazis, que han perdido su guerra, pero parecen capaces de imponer su historia. Sin relato frente al nacionalismo secesionista catalán. El hecho es que una actitud de permanente abulia ha hecho que empiecen a surgir voces entre los suyos, a medio camino entre el hastío y la rebelión. Incluso su principal apoyo, María Dolores de Cospedal, se ha distanciado de él ante la desautorización que ha supuesto el “dedazo” de Andalucía. A este respecto, cabe añadir que puede haber un nuevo frente, toda vez que Esperanza Aguirre, en su calidad de presidenta del PP madrileño, ya ha advertido que en su comunidad no permitirá que suceda algo así. Reiteramos: no todo es culpa de Rajoy, pero sí de su actitud. Y si no cambia, el partido que preside puede verse seriamente perjudicado.
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