Cartilla de racionamiento en Venezuela

La dirigente opositora María Corina Miranda hacía ayer un llamamiento a la comunidad internacional denunciando la precaria situación en todos los sentidos en que se halla Venezuela. Al mismo tiempo, acusaba a esa misma comunidad internacional de “pasividad y complicidad”; acusaciones ambas más que fundadas. El último episodio lo tenemos en la cartilla de racionamiento que ha impuesto Nicolás Maduro, por mor de la escasez que vive el país. Pese a lo estrambótico del nombre -“tarjeta de abastecimiento seguro”-, la medida refleja bien a las claras la calamitosa situación que atraviesa un país abocado al abismo.

Maduro está poniendo en práctica la máxima aplicada en Cuba por los Castro, según la cual una sociedad hambrienta se ocupa más en conseguir comida que en pedir reformas. Ocurre que muchos venezolanos hacen ahora ambas cosas, aún a riesgo de perder la vida, en una mezcla de convicción y desesperanza. La heroicidad de la oposición venezolana es digna de mención: hacia dentro, los ataques de la policía y los paramilitares chavistas han acabado ya con la vida de muchos de ellos. Y de puertas afuera, como denuncia María Corina Miranda, el silencio cómplice de la comunidad internacional fortalece la impunidad de Maduro. Y mientras, Venezuela se muere de hambre y de totalitarismo.