www.elimparcial.es
ic_facebookic_twitteric_google

Brasil 2014: el otro Mundial

Alberto Pérez Castellanos
lunes 30 de junio de 2014, 14:12h
Hace días que empezó la mayor competición del fútbol planetario. Si la de 2010 no estuvo exenta de polémica por las diferencias sociales que todavía existen en Sudáfrica, la de 2014 no es menos. Desde que se celebró la Copa Confederaciones en 2013 las protestas no han cesado, y las voces críticas, dentro y fuera de Brasil, se han multiplicado. Y aquí es donde hago una reflexión. ¿Es tal el clima de revueltas o se está exagerando la repercusión de unas protestas lógicas que aprovechan este escaparate? Pero no voy a responder a esta pregunta. No, porque después de esta cuestión me surge otra. ¿Qué ganan los que exageran, en unos casos, y ocultan, en otros, estas protestas?

En eventos como el Campeonato del Mundo de Fútbol se cumple el dicho que reza que “nunca llueve a gusto de todos”. A quienes les gusta este deporte están encantados, los que ven una inversión rentable también; pero los que padecen atascos, no ven que ese despliegue económico les afecte o les importa un pimento el balompié se muestran críticos y, o les da igual o se oponen de forma manifiesta. También hay otros dos grupos de personas: primero están los que ven una ocasión perfecta para que sus reclamaciones tengan eco; y segundo, a quienes les da igual el motivo para montar un buen lío, aunque lo maquillen como lucha social, política…

Y esto ha ocurrido, ocurre y ocurrirá toda la vida, y con más virulencia en un país que lucha por esconder la basura bajo la alfombra. Brasil ha dado grandes pasos hacia una mayor igualdad social, pero el despegue económico ha llegado a muy pocos y las ‘favelas’ siguen siendo la “opción inmobiliaria” con más usuarios. Claro, la imagen que esto puede dar a los posibles turistas no es atractiva, y la solución más fácil no es construir viviendas de calidad, procurar condiciones de trabajo justas ni una oferta educativa completa a los menores. El gobierno brasileño patrulla los barrios pobres y casi los convierte en guetos ajenos a las fotografías de los lugares turísticos y los campos de fútbol.

No creo que este celo por ocultar la realidad y por justificar un gasto desmedido en infraestructuras que apenas se van a rentabilizar sea lo que necesitan unos gobernantes que, dentro de dos años, tienen una prueba de mayor responsabilidad aún.

Tampoco justifico a los que incendian los medios de comunicación y las redes sociales con mensajes que trasladan que las calles de las urbes brasileñas son un polvorín. ¿Qué buscan? ¿Justificar que la FIFA y el COI han errado en su elección para demostrar que otra podía ser mejor? Si esa es su motivación me parece un comportamiento rastrero e hipócrita que no hace nada más que dar más razones a los que, en su día, tomaron una elección acertada o no.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (4)    No(0)

+
0 comentarios