www.elimparcial.es
ic_facebookic_twitteric_google

Felipe VI ante las Cortes Generales

Juan José Laborda
x
1718lamartingmailcom/12/12/18
lunes 30 de junio de 2014, 14:12h
La historia de la Monarquía parlamentaria española comenzó cuando las “Cortes Generales y extraordinarias de la Nación española” , reunidas en Cádiz, no aceptaron la abdicación de su Rey ante Napoleón. Las Cortes Generales -antiquísima reunión de los estamentos del Reino-, entonces, en “ausencia y cautividad” , de su Rey, se declaran soberanas como representantes de la Nación, y declaran que la abdicación de Fernando VII no es válida, pues sólo ante las Cortes es legítima la abdicación, y por la misma lógica, cualquier acto del Rey deberá ser ratificada por los representantes elegidos por la Nación.

Las Cortes de Cádiz y la primera Constitución de 1812 quisieron justificar en la Historia su acto revolucionario: su interpretación del pasado histórico fue falsa -una de tantas “invenciones de la tradición” , -, pero sirvió para transformar radicalmente el gobierno que los “monarcas soberanos” , habían practicado durante siglos: consistía en someter a los reyes (y a los nobles, a los clérigos, a la religión y todos sus privilegios) al poder soberano de la Nación, y del pueblo.

La Monarquía estuvo primero enfrentada a la Nación, y cuando el pueblo fue realmente el titular de la Nación con la “democracia”, hubo ocasiones en que en nombre de la Nación se abolió la democracia. Esa desgraciada historia de constituciones suprimidas por la fuerza, de golpes de Estado y revoluciones que finalizaron con la pérdida de las libertades fundamentales, terminó con la Monarquía parlamentaria que, como “forma política del Estado, ”, crea la Constitución de 1978.

El Rey Felipe VI ante las Cortes Generales resume y simboliza ese pasado histórico. Felipe VI juró, la Constitución para poder ser proclamado Rey de España. Las primeras palabras de su discurso ante las Cortes Generales se refirieron exactamente a ese principio básico de nuestro sistema político. ¿Es mera retórica lo que señalo? Creo, por el contrario, que esas palabras del Rey nos sitúan en la plenitud de nuestro sistema constitucional.

¿Por qué plenitud? Porque Felipe VI es el primer Rey que jura la Constitución. Su padre, el Rey Juan Carlos I, nunca juró la Constitución de 1978; la promulgó el 27 de diciembre de 1978, pero cuando fue proclamado Rey en 1975 juró otras leyes, que precisamente fueron derogadas por la Constitución. El prodigio de “pasar de la ley a la ley, y dentro de la ley, ” consistió en evitar que el Rey fuese acusado de perjuro - “París bien vale una misa” , , dicen que dijo el primer Borbón cuando se hizo católico para entronizarse como Rey de Francia-, y sin embargo, el Rey Juan Carlos I figuraba en el texto de la Constitución que liquidaba el Estado franquista.

Felipe VI es plenamente un Rey de la democracia constitucional. Y su discurso es la expresión de ese hecho. Estamos tan embotados con frases como “discurso histórico” que no nos damos cuenta de que esa dimensión se encuentra realmente en el discurso del nuevo Rey.

El Rey Felipe VI señaló los antecedentes, la tradición, como corresponde al titular de una monarquía. La memoria histórica le lleva a la tradición de los Reinos cuando mencionó sus principados de Asturias, Girona y Viana. Pero su memoria personal le conduce al ejemplo de su padre y de su abuelo, cuando defendieron valores que luego fueron inscritos en la Constitución de 1978. Sus palabras de agradecimiento a su madre tuvieron, además, la potencia de añadir íntimos sentimientos humanos al reconocimiento de la Reina Sofía, como una figura que va más allá de sus limitadas funciones de una Reina consorte.

El Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía son irrepetibles, no sólo en términos de personalidad, sino porque fueron reyes carismáticos, y esa característica se debe a que reinaron en tiempos fundacionales, mientras su hijo, Felipe VI, tiene conciencia de que será Jefe normalizado de un Estado en pleno funcionamiento, con realidades propias de un Estado europeo, y con sus problemas nuevos también.

Aunque Felipe VI será un Rey mucho menos político que Juan Carlos I, en su discurso ante las Cortes Generales ha expuesto cómo interpreta sus funciones constitucionales, arbitrando y moderando el funcionamiento regular de las instituciones (artículo 56 de la CE). Es decir, hacia dónde orientará su “autoridad”: hay una llamada a reformar para actualizar los logros de nuestro pasado: “Pero también es un deber que tenemos con ellas (las generaciones que hicieron la democracia) -y con nosotros mismos-, mejorar ese valioso legado, y acrecentar el patrimonio colectivo de libertades y derechos que tanto nos ha costado conseguir. Porque todo tiempo político tiene sus propios retos; porque toda obra política -como toda obra humana- es siempre una tarea inacabada. , ”

Y más adelante, subraya esa disposición suya a las reformas: “Nuestra Historia nos enseña que los grandes avances de España se han producido cuando hemos evolucionado y nos hemos adaptado a la realidad de cada tiempo; cuando hemos renunciado al conformismo o a la resignación y hemos sido capaces de levantar la vista y mirar más allá -y por encima- de nosotros mismos; cuando hemos sido capaces de compartir una visión renovada de nuestros intereses y objetivos comunes. , ”

Felipe VI ha citado a Cervantes: “no es un hombre más que otro si no hace más que otro, ”. Su contenido moral, aunque viene de hace siglos, es sorprendentemente actual. Pero para afirmar su apuesta por el futuro, el Rey ha citado a cuatro poetas de nuestro tiempo, Antonio Machado, Salvador Espriu, Gabriel Aresti y Alfonso Rodríguez Castelao, que fueron y siguen siendo símbolos de una España que quería y quiere sacudirse su peor pasado.

La Monarquía de Felipe VI no tiene miedo al futuro. Veremos los demás.

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (3)    No(0)

+
0 comentarios