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CRÍTICA DE CINE

Alma Salvaje, rendirse a Reese Witherspoon y su mochila

Laura Crespo
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lauracrespoelimparciales/12/5/12/24
viernes 30 de enero de 2015, 15:07h
Alma Salvaje, rendirse a Reese Witherspoon y su mochila
Un viaje físico y emocional que le ha valido a Witherspoon y a su compañera Laura Dern merecidas nominaciones al Oscar. Por Laura Crespo
Una de las claves que determinan la satisfacción tras exponerse a una película es el grado de conexión que se establece con los personajes. Ni es la única, ni influye por igual en todas las historias, pero en una cinta que muestra durante 115 minutos la travesía de una mujer sola y rota a lo largo de 4.000 kilómetros por una ruta de senderismo, o conectas con ella y sientes como propios sus fracasos y sus éxitos, o te aburres soberanamente. Ese es el reto de Wild (en España, Ama Salvaje), la nueva película del director de Dallas Buyers Club con Reese Witherspoon como protagonista, que llega este viernes a la cartelera española avalada por dos nominaciones en categorías interpretativas a los premios Oscar.

Alma Salvaje lleva a la gran pantalla el libro autobiográfico de la norteamericana Cheryl Strayed, quien a los 22 años, tras la muerte de su madre, se envuelve en una espiral de promiscuidad y coqueto con las drogas. Cuatro años más tarde, con una vida que hace aguas y en proceso de divorcio de un hombre al que todavía quiere, decide casi por instinto enfrentarse al Sendero del Macizo del Pacífico (SMP), una fascinante y peligrosa vía de más de cuatro mil kilómetros que surca la costa oeste de Estados Unidos desde la frontera mexicana hasta la canadiense. Durante cien días, sin experiencia previa en senderismo y con unas botas que le quedaban pequeñas, recorre la ruta en un viaje de supervivencia física y emocional que plasmó una década más tarde en un exitoso libro.

Sobre una adaptación del guionista Nick Hornby, el cineasta canadiense Jean-Marc Vallée vuelve a poner en imágenes una microhistoria de vida y superación tras la rotunda Dallas Buyers Club y regala a Reese Witherspoon la posibilidad de llevarse su segundo Oscar. Como en el libro, la película parte en el inicio de la ruta y termina en la meta, sembrando el camino de fashbacks que van descubriendo la historia de la protagonista y diseccionando su identidad en pequeñas dosis a recomponer por el espectador. El realizador hace en este sentido un inteligente trabajo para mostrar lo justo en cada momento y mantener preguntas que protejan el interés por la historia.

Quien haya visto Dallas Buyers Club percibirá en Alma Salvaje un ritmo similar, pausado y al servicio siempre del personaje. De ahí que establecer un vínculo emocional con Cheryl desde la butaca sea crucial para no verse lastrado por la quietud de la trama. Witherspoon lo pone fácil, con una interpretación sincera y magnética que invita a querer saber más a medida que avanza el metraje. En la mirada del director, no hay rastro de condescendencia con la protagonista, de quien se muestra lo mejor y lo peor, llegando trasladar al espectador cierta sensación de rechazo cuando alguien a quien hemos cogido cariño en pantalla exhibe una actitud reprochable. Un poco como lo que la propia Cheryl se siente hacia sí misma. Si se entra en la película, el espectador emprende un viaje de aprendizaje paralelo al de la protagonista.

También ayuda al empaque de la cinta el espectacular trabajo de Laura Dern, la mítica doctora Sattler de Parque Jurásico, en el papel de la madre de la protagonista, que le ha valido a la actriz una merecidísima nominación al Oscar en la categoría de mejor actriz de reparto.

Junto a las excelentes interpretaciones, el trabajo de fotografía apoya la inmersión en la trama. El reto físico se traslada de algún modo a este otro lado de la pantalla, donde se siente la dureza del terreno, el frío, el calor, la lluvia, el cansancio, la sed y el hambre. Cabe destacar además el tratamiento de los paisajes, inmensos y sobrecogedores, y una banda sonora que sumerge al espectador en el Estados Unidos más salvaje, en la América profunda.

Se perciben quizás algunos momentos en los que la película toma el camino más fácil para indicar al público lo que debe sentir, con un tono de emotividad excesiva. Aun así, estos episodios puntuales no restan demasiado al conjunto, en el que se agradecen, eso sí, algunas secuencias más desenfadadas, amables, incluso cómicas, que arrancan una sonrisa y aportan un muy necesario punto de frivolidad.

Alma Salvaje es, en definitiva y sin esperar un festival de acción, una película más fácil de ver que lo que parece a priori, que puede evocar en lo temático a la última película de Sean Penn, Hacia rutas salvajes, con una capa extra de sentimentalismo e introspección. La cinta busca transmitir un mensaje de optimismo con respecto a la vida, sea cual sea su recorrido, forma o recovecos. Cheryl parte en busca de una redención que cree necesaria y carga con una mochila, El Monstruo, que pesa más que ella, atiborrada de cosas que al principio del filme parecen indispensables para su viaje. En un ejercicio metafórico poco sutil, la protagonista se va desprendiendo física y espiritualmente de cosas, y lo que empezó como un lastre pegado a su espalda acaba siendo un paquete pequeño y asumible, reducido a lo indispensable para sobrevivir. Una invitación a aceptarse, incluso en las circunstancias más adversas, y a no usar el pasado como flagelo sino como herramienta sanadora.
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