Guillermo Zapata ha pagado el precio de sus tuits pero también comentarios y acciones de otros compañeros. Se entiende que Manuela Carmena no ha sentado jurisprudencia con la destitución de su concejal de Cultura o significaría que no será el último en salir.
Con Pablo Soto, edil de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto, ha mantenido otra actitud pese a que instó, también en Twitter, a “torturar” y “matar” a Alberto Ruiz-Gallardón. La alcaldesa asegura que “su caso es distinto” y que “está absolutamente arrepentido”. ¿Quiere decir que Zapata no lo está?
Otro frente es Rita Maestre, portavoz, a quien puede caerle un año de cárcel por irrumpir en 2011 en una capilla de la Complutense semidesnuda y al grito de “menos rosarios y más bolas chinas”.
Y no acaba aquí el listado de compañeros de Carmena con currículo cuestionable. Alba López Mendiola aspira a sustituir a Zapata en Cultura. López Mendiola, que se ha definido como “bollera, camionera, desviada, leñadora, feminazi” e “intento de marxista-leninista”, lamentó que Emilio Botín no muriera “ahorcado”.