MA MA
Director: Julio Medem
País: España
Guión: Julio Medem
Reparto: Penélope Cruz, Luis Tosar, Asier Etxeandia, Silvia Abascal, Àlex Brendemüh.
Sinopsis: Magda es una maestra en paro que tras ser diagnosticada de cáncer de mama reacciona sacando toda la vida que lleva dentro, desde lo imaginable a lo inimaginable. Su lucha valiente y optimista hará posible que ella y su entorno más íntimo vivan insospechadas escenas de humor y delicada felicidad.
Lo mejor: Penélope Cruz | Algunos recursos de la poesía visual tan de Medem
Lo peor: Asier Etxeandía (no por su interpretación, sino por lo que le toca desde el guión) | Un exceso de sentimentalismo incluso para el drama de la película
En ma ma -la primera incursión en la producción de Penélope Cruz, junto a Álvaro Longoria y al propio director y guionista- cabe lo mejor y lo peor de Medem, aunque a veces los dos extremos sean la misma cosa desde perspectivas dispares. El realizador deja su inconfundible impronta en una trama que mezcla lo real con lo onírico, que navega por las emociones sin pudor alguno de trasladar sus vaivenes a la imagen en movimientos de cámara, encuadres y recursos que juegan a la lírica. A veces es el subconsciente de Magda el que sale a escena y otras somos los propios espectadores los que entramos, Medem mediante, en el interior de la protagonista, al lado de su corazón latiente. Y donde las piruetas visuales funcionan, el sentimentalismo se desborda por momentos, llegando a rozar el exceso. En este sentido, el personaje de Asier Etxeandía, médico de Magda, es quien sale peor parado, con un par de escenas en las que el grado de sensiblería roza el ridículo, minutos musicales incluidos.
Mientras la cinta se repone, rápido y bien por lo general, de esos momentos de ruptura del tempo, lo que se mantiene intacto, intachable, incuestionable, es el trabajo de Penélope Cruz. La actriz se come la cinta en cada plano, con frescura y desparpajo, reservando la contundencia para instantes clave en los que transmite realidad y dureza sin aspavientos. Con el apoyo de una dirección de fotografía milimétrica, Cruz es luminosidad y esperanza. En un discreto pero necesario segundo plano, Luis Tosar hace lo que mejor sabe: clavar personajes sean del pelaje que sea.
Medem hace un regalo a las mujeres en general y a las que han sufrido el escarpado terreno del cáncer en particular, no sólo de la enfermedad en sí, sino de todas sus posibles implicaciones: la mastectomía; el deterioro físico; el miedo al fin de la existencia, como individuo y, casi con mayor insistencia, como madre; la necesidad de dejarlo todo atado en una dimensión que recuerda al Mi vida sin mí de Isabel Coixet. Una pena pecar de exceso dramático en algunas secuencias que afean la sensación final.