La economía española crecerá este año un 2,6 por ciento, y la tasa de paro caerá del 20 por ciento por vez primera desde finales de 2010, hasta el 19,7 por ciento. Si estas previsiones del Fondo Monetario Internacional se cumpliesen, podríamos extraer de ellas al menos dos conclusiones: que la incertidumbre política no ha ahogado el crecimiento económico, y que nuestra economía sigue sin dar una respuesta suficiente a quienes buscan empleo y no lo encuentran. Pero hay mucho más que observar detrás de las últimas previsiones de la institución, tanto sobre el mundo como sobre nuestro país.
Por lo que se refiere a la perspectiva global, la institución aprecia mayores riesgos y una menor fortaleza para afrontarlos. Uno de esos riesgos, y el FMI no ha dejado de señalarlo, es el alto endeudamiento público, que en los países desarrollados superará el 107 por ciento del PIB tanto en 2016 como en 2017. Hay otros problemas, sin embargo, que no ha tenido en cuenta, quizás por falta de tiempo para hacer una valoración ajustada, como los problemas de la banca italiana.
Por lo que se refiere a nuestro país, esta previsión de crecimiento supone una rebaja en las expectativas que se había formado en el anterior informe. Es más, es la primera rebaja en las previsiones sobre nuestro país desde 2013, lo cual es muy significativo. Al menos tan indicativo como las previsiones es el progresivo aumento o disminución de las mismas por los analistas, y el hecho de que éstas dejen de crecer sobre nuestro país muestra que hemos paralizado la recuperación.
Seria advertencia es esa. Pero las indicaciones sobre nuestro país no quedan ahí. El cuadro de previsiones de déficit público de nuestro país está desactualizado nada más publicarse, porque al FMI, como a los demás, le ha pillado con el pie cambiado el déficit disparado que ha acabado reconociendo el Gobierno, después de haberlo ocultado en los últimos meses. Pero sus reconvenciones son claras y definitivas. España, que ha dejado de hacer ajustes en los dos últimos años por intereses electorales, tendrá que realizar un nuevo ajuste fiscal para controlar su deuda pública. El Gobierno del Partido Popular ha dañado el prestigio de nuestro país con esta ocultación, y sólo podemos esperar primero la conclusión de la crisis política, y luego que la actuación del nuevo Ejecutivo recupere el reconocimiento que merece nuestro país.