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TRIBUNA

Ramón Xirau: el poeta filósofo

sábado 05 de agosto de 2017, 19:57h

Ramón Xirau ha fallecido en la Ciudad de México a los 93 años de edad. Se nos ha ido no sólo un poeta, sino un filósofo con vocación de universalidad, un excelso ensayista literario y una de las principales voces del exilio español en México.

Nacido en Barcelona en 1924 tuvo que trasladarse a vivir a México junto a sus padres en 1939 tras la derrota de los republicanos en la guerra civil española. Su instalación en el nuevo continente fue decisiva, ganando paulatinamente más peso en el mundo de la cultura hispana hasta convertirse en un ilustre académico como docente de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en uno de los poetas más relevantes de la lengua catalana, siguiendo la estela de su padre, el filósofo y pedagogo Joaquín Xirau. Y es que a Ramón Xirau no le costó destacar pronto por su inteligencia, su humildad intelectual, su actitud de laboriosidad entusiasta y una deslumbrante erudición.

Más de cuarenta libros constituyen la vasta y compleja obra de este intelectual. Su libro Introducción a la historia de la filosofía (1964) constituye sin duda alguna una de las obras más importantes de toda su producción científica, habiendo posibilitado el acceso a la historia del pensamiento a un gran número de estudiosos gracias a su don pedagógico y destacado estilismo literario. No cabe duda de que era un hombre de vasta y compleja cultura filosófica. Sin embargo, su amplia formación filosófica no le impedirían dedicar también tiempo a la construcción de una original y relevante obra poética escrita en catalán; además de realizar las tareas de crítico literario y de lector de poetas y poemas, lo que le convertirían en “uno de los críticos más finos y consistentes en el panorama del ensayo contemporáneo hispanoamericano”. Cabría destacar, entre otros, sus ensayos sobre Juan Ramón Jiménez, César Vallejo, Jorge Luis Borges u Octavio Paz, quien lo describió como “un hombre puente”.

Creo que ello fue un acierto de Paz puesto que Xirau sentía predilección por el otro, por el diálogo, por ser, a su juicio, la mejor forma de comunicación. Ramón Xirau entendía que el ensayo literario constituía ese espacio idóneo en el que dialogan los saberes del alma y del espíritu. Este filósofo poeta nos deja un importante legado en el que reflexiona con rigor intelectual y pasión viva sobre la condición del ser humano, sin ocultar nunca su firme interés por la mística.

Tuvo el don de saber construir puentes, creando un espacio en el que la poesía, la religión y la filosofía podían convivir armónicamente, al brindar de distinta manera respuesta a las preguntas principales sobre la condición del ser humano y su historia. Sirvan de ejemplo sus obras: Palabras y silencios (1968), Genio y figura de Sor Juana Inés de la Cruz (1967), Octavio Paz, el sentido de la palabra (1974), The Nature of Man (1968), trabajo que realizó en colaboración con Erich Fromm, y Tiempo vivido. Acerca de estar (1985).

Basta repasar su extensa obra para entender que era un hombre con un claro talante renacentista, interesado por disciplinas científicas variadas, al sentirse movido por una decidida vocación por el aprendizaje. Ello explica que también se interesara por la historia. Le fascinaba la figura de Pancho Villa aunque, como él mismo reconoció en una entrevista, también sentía verdadera pasión por la cultura indígena y por los tarascos y especialmente por la cosmovisión de los mayas.

Fue en 1974 cuando en España se publicó su primer poemario, Las Playas. Gradas (1979), convirtiéndose en su trabajo poético más conocido. La prestigiosa editorial Fondo de Cultura Económica tuvo el acierto de reunir toda su obra poética en 2007, bajo el título Poesía completa en edición bilingüe, con traducción a cargo del poeta canario Andrés Sánchez Robayna.

Xirau reconocía abiertamente que había comenzado a escribir poesía cuando era niño. De hecho, antes de viajar a México ya escribía versos en su lengua materna, el catalán. Es de justicia reconocer que gracias a sus trabajos en torno a la poesía de Octavio Paz y Xavier Villaurrutia podemos comprender mejor la obra de ambos poetas.

Ramón Xirau también fue un ávido lector. Cuando pisó el nuevo continente había leído ya las obras de Salvador Novo, José Gorostiza y Xavier Villaurrutia, que bajo el nombre de Los Contemporáneos representaban en aquel entonces un círculo literario de vanguardia en México.

De su tarea de traductor y editor, habría que destacar que supo hacer como Director de la revista Diálogos, desde su fundación en 1964, una referencia ineludible en México dentro del panorama cultural. De su ingente obra crítica, destacaría: El sentido de la presencia (1955), Tres poetas de la soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz (1955), El péndulo y la espiral (1959), Ciudades (1969), Octavio Paz, el sentido de la palabra (1970), Entre ídolos y dioses (1980), Epígrafes y comentarios (1985), Poesía y conocimiento, Dos poetas y lo sagrado (1993) y Memorial de Mascarones (1995).

Xirau descubrió España en México, volviendo por primera vez a Madrid en 1976, poco después de la muerte de Francisco Franco. Desde entonces se convirtió en un promotor de los intercambios culturales entre ambas naciones. El rey de España le otorgó la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil en 2006.

Asimismo recibió, entre otros méritos, el galardón de la Legión de Honor francesa en 1990 así como el premio Creu de Sant Jordi del gobierno catalán en 1997. En 2009 se le concedió la medalla Bellas Artes de México, con motivo de la celebración de su 85 cumpleaños.

La muerte de Xirau ha sido profundamente lamentada en México por numerosos políticos y hombres de la cultura, quienes le han descrito como “pilar de la cultura”, “una de las mentes más lúcidas” del país, “un admirable hombre de letras y un intelectual imprescindible” pero de todas ellas me ha conmovido la de Enrique Krauze: “Era todo bondad”.

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