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TRIBUNA

El contubernio de Múnich (1ª parte)

Juan José Laborda
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1718lamartingmailcom/12/12/18
jueves 23 de noviembre de 2017, 20:30h

Entre el 5 y el 8 de junio de 1962 se celebró en Múnich (Baviera, Alemania) el IV Congreso del Movimiento Europeo que congregó a los opositores del franquismo que no eran comunistas. El proyecto de Europa como proyecto cosmopolita sería, a partir de entonces, el argumento más eficaz contra el Régimen del general Franco.

El periódico oficial del Régimen, “Arriba”, lo calificó “contubernio de Múnich”.

Al parecer, a Franco le alteró mucho que Dionisio Ridruejo, uno de los falangistas de la primera hora y responsable de la propaganda del bando franquista en la Guerra Civil, participase en Múnich en ese Congreso europeísta.

La torpeza del ministro de Información, Gabriel Arias Salgado, convirtió el Congreso de Múnich en un símbolo. Al parecer, intentando agradar a Franco, el ministro Arias Salgado desencadenó una campaña innecesariamente brutal contra los asistentes. Emplear la descalificación de “contubernio” -alianza para fines censurables o la cohabitación ilegal de dos personas-, aplicado nada menos que a los miembros de un congreso europeísta, era volver al lenguaje rebuscadamente agresivo de la Falange y del fascismo europeo. Arias Salgado había sido un extremista de derechas, un católico enemigo fanático del liberalismo, a quién José María Pemán, el poeta oficial del franquismo y muñidor de la palabra “antiEspaña”, definió como “la más feroz buena persona que conozco”. La histeria causada por el Congreso, o más bien la producida por el falangismo meritorio de Arias Salgado y del grupo del diario “Arriba”, llevó al Gobierno de Franco a declarar el “Estado de Excepción”, con lo que se suspendía la libertad de residencia, uno de los pocos derechos que había reconocido el llamado “Fuero del Trabajo” de 1938.

En Múnich se encontraron antiguos rivales durante la Guerra Civil, como el secretario general del PSOE Rodolfo Llopis, el antiguo líder de la CEDA José Mª Gil Robles, y el propio Dionisio Ridruejo.

En Múnich estuvieron también: Fernando Álvarez de Miranda, el futuro presidente del Congreso de los Diputados constituyente; Jaime Miralles un destacado abogado; Jesús Barros de Lis, prestigioso abogado monárquico y democristiano; Joaquín Satrústegui, senador independiente en las Cortes constituyentes de 1977; Iñigo Cavero, diputado constituyente en 1977 por UCD; José Luis Ruiz-Navarro, diputado constituyente por UCD; Alfonso Prieto Prieto, democristiano y profesor universitario; yFélix Pons Marqués y Casals, prestigioso jurista y padre de Félix Pons, futuro presidente del Congreso de los Diputados. Todos los anteriores quedaron confinados en diferentes islas de las Canarias, al regresar a España desde Múnich.

José María Gil-Robles, Dionisio Ridruejo, Carmelo Cembrero, abogado y funcionario europeo;Jesús Prados Arrarte, prestigioso economista; José Federico de Carvajal, futuro presidente del Senado; José Vidal-Beneyto, prestigioso sociólogo; Fernando Baeza Martos, editor y futuro senador socialista, y otros,tuvieron que exiliarse.

Salvador de Madariaga, un intelectual liberal, diputado y ministro de la II República, europeísta militante desde antes de la II Guerra Mundial, funcionario internacional, fue el promotor y líder del Congreso de Múnich. Suya es la frase que pronunció cuando fue testigo del saludo de dos enemigos de la época de la II República, el socialista Rodolfo Llopis, y el monarquico y antiguo líder de la CEDA (la confederación de partidos derechistas y católicos), José María Gil Robles: “la guerra había terminado”.

Franco y su Gobierno se dieron cuenta enseguida del enorme error cometido. Su política de apertura a Europa, necesaria para la nueva política económica, se veía malograda, una vez más, por su ramalazo antiliberal y nacionalista. Gabriel Arias Salgado fue cesado inmediatamente de su cargo, y falleció de un infarto cardiaco a los pocos días (26 de julio de 1962). Su sucesor en la cartera ministerial de Información y Turismo fue Manuel Fraga Iribarne, quien aflojó la censura integrista de su predecesor, y que más tarde aprobaría su Ley de Prensa, norma que permitió una más amplia pluralidad informativa.

De modo que la carrera política de Manuel Fraga Iribarne adquiere consistencia cuando es nombrado ministro por Franco para superar una crisis inherente a su Régimen: su naturaleza autárquica está en contradicción con el necesario cosmopolitismo de España.

Juan José Laborda

Consejero de Estado-Historiador.

JUAN JOSÉ LABORDA MARTIN es senador constituyente por Burgos y fue presidente del Senado.

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