¡Qué lección de ética! ¡Qué valor para ser consecuente con la propia vida, con la propia obra! Emilio Lledó significa hoy lo que...
¡Qué lección de ética! ¡Qué valor para ser consecuente con la propia vida, con la propia obra! Emilio Lledó significa hoy lo que José Ortega y Gasset representó para las generaciones que tuvieron la suerte de disfrutar de su magisterio en vida. Cargados los hombros con el equipaje de una formidable cultura y de un conocimiento exhaustivo de los clásicos generalistas, el autor de Elogio de la infelicidad es la rectitud, la serenidad, las buenas maneras, la firmeza y la flexibilidad en las ideas, la permanente sabiduría.
La Comunidad madrileña, la de Cristina Cifuentes y su entorno, galardonó al catedrático con la Medalla de Oro de Madrid. El escándalo que para un profesor universitario como Emilio Lledó ha supuesto la pirueta del máster y la acumulación de mentiras, provocaron su reacción. Sin querer dar lecciones a nadie, anunció el rechazo de la Medalla de Oro de la Comunidad, negándose a recibir la distinción de quienes han ofendido la ética intelectual más elemental.
Bien por Emilio Lledó. Hay pocas personas en España capaces de gestos tan aleccionadores como el que ha tenido el gran filósofo. No necesitaba exhibir su ejemplaridad. Pero ha hecho bien en reafirmarla ante la tentación. Las nuevas generaciones, las personas que le leen y le siguen, han respirado con satisfacción.
Emilio Lledó es académico de la Real Academia Española. Acude a las comisiones y a los plenos. Escucharle es un permanente regalo. Habla desde la cultura bien digerida, desde el equilibrio intelectual, desde la moderación sosegada. A ninguno nos ha sorprendido en la Academia su última lección de ética personal.
