La exvicepresidenta del Gobierno, enrabietada por haber perdido en el Congreso que eligió a Pablo Casado nuevo presidente del PP, no ha digerido aún su derrota. Pretendía que su equipo ocupara el 43 por ciento de los órganos de dirección en proporción con el porcentaje de militantes que apoyaron su candidatura. Como era más que previsible, el nuevo líder del partido se ha negado, pues aduce que se trata de puestos de confianza que puede y debe designar él. La reacción de Sáenz de Santamaría ha sido tan prepotente como inadecuada al no asistir a Barcelona al Comité Ejecutivo, primer acto oficial convocado por el nuevo presidente, donde se nombrarán los principales cargos, entre ellos el de la Secretaría General.
Sáenz de Santamaría, por mucha rabia que sienta, debe asumir que el PP ha elegido a un nuevo presidente que tiene la potestad de elegir a los órganos de dirección que le acompañen en la nueva andadura del partido. Está obligada a ponerse a las órdenes de Pablo Casado y aceptar el puesto que le corresponda. En otro caso, debería dimitir y abandonar el partido antes de crear una escisión. Como declaraban fuentes próximas a Pablo Casado, la exvicepresidenta no ha entendido quién ha ganado en el Congreso. Por ese motivo, las negociaciones entre los equipos de uno y de otra han acabado en una bronca tal que Sáenz de Santamaría ha decidido dar plantón a Pablo Casado en el comité ejecutivo. Una mala decisión que demuestra que la que fuera mano derecha de Rajoy ni sabe perder, ni le importa dañar la unidad y cohesión del partido.
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No(
