El expresidente felón Carlos Puigdemont se ha permitido hacer pública, para escarnio de Pedro Sánchez, su decisión...
El expresidente felón Carlos Puigdemont se ha permitido hacer pública, para escarnio de Pedro Sánchez, su decisión de continuar chantajeando hasta la náusea al Gobierno socialista. “Si recibió los votos, que corresponda”, ha dicho el prófugo, con grave acento de amenaza, robusteciendo el chantaje, para asegurar después que regresará “a Cataluña antes de que prescriba el delito” del que está acusado: rebelión, como dirigente del intento de golpe de Estado del pasado otoño.
Pablo Casado ha acertado al elegir Barcelona para anunciar los nombramientos de secretario general, de portavoz en el Congreso de los Diputados y de los miembros del Comité Ejecutivo del Partido Popular. Ha intentado la integración y solo la ha conseguido a medias porque Soraya Sáenz de Santamaría, derrotada ampliamente en las primarias, ha exigido más de lo que Casado podía otorgar. Firme y flexible Casado para rodearse de los mejores, Teodoro García Egea será un eficaz secretario general, y Dolors Montserrat, como nueva portavoz en el Congreso de los Diputados, desempeñará un papel clave para hacer frente al PSOE de Sánchez y al Podemos de Iglesias, aparte de zarandear de forma implacable a los energúmenos de los partidos secesionistas.
Con algunas sorpresas, y desde la más completa independencia, los primeros pasos de Pablo Casado subrayan la talla política del líder del PP. Es necesario esperar y comprobar el comportamiento de los nuevos cargos, pero en el Partido Popular se respira satisfacción y esperanza. Y se olvida la actitud absurda de Soraya Sáenz de Santamaría, que, en lugar de adoptar una posición constructiva tras ser derrotada, se ha enrocado en la soberbia y el desdén que mantuvo durante siete años en la vicepresidencia del Gobierno.
