No, señor Sánchez, no permita que una mala noticia estropee su segunda e inesperada luna de miel. Si un grupo de radicales exaltados quiere asaltar el Parlamento de Cataluña, no pasa nada, solo son chavales con ganas de hacer la revolución y eso es muy ‘progre’. Que es precisamente el presidente de ese Gobierno regional el mismo que les anima y jalea para que así lo hagan, tampoco tiene la mayor importancia. Se soluciona con un ‘tuit’ un día después.
Lo cierto es que nos estamos acostumbrando a que el presidente del Gobierno no dé la cara. Es habitual ya que salga la vicepresidenta Calvo, la portavoz Celaá o cualquiera de los ministros en líos a dar las explicaciones. Ellas están y, por lo menos, se las espera. No deja de ser curioso que para poder saber lo que dice Pedro Sánchez haya que sintonizar el Canal 24 horas en una conexión internacional.
El presidente del Gobierno se ha pasado más tiempo volando en helicóptero o avión que en el Congreso de los Diputados. Ha estado más tiempo dando ruedas de prensa con líderes extranjeros que debatiendo en el Senado. Pasa más tiempo enseñando los jardines de la Moncloa que solucionando problemas. Así no se gobierna un país. Y si resulta que los independentistas catalanes, que son los que le han permitido ser jefe del Ejecutivo, vuelven a las andadas e insisten en eso del llamamiento a la desobediencia, la declaración unilateral de independencia y las agresiones a las fuerzas del orden, ¿lo soluciona todo con Twitter?
Sánchez le pide a Torra a través de redes sociales que no ponga en riesgo la "normalización política" y éste no ha podido ser más claro en un discurso desde el Parlamento catalán: “Aquí no estamos para administrar una autonomía, aquí estamos para hacer efectiva la república catalana”. Lo que nos estamos preguntando todos es por dónde ve la "normalización política" Sánchez con declaraciones de este calado.
Con ultimatums tanto de los nacionalistas catalanes como de los vascos el pasado fin de semana, ¿a qué espera el presidente del Gobierno para hacer lo que dijo que iba a hacer, adelantar elecciones? ¿A qué espera para dar explicaciones sobre quién sostiene este Gobierno y a cambio de qué?
Y digo yo: ¿No era Sánchez el que se recorría los platós de televisión mostrando su indignación por la inacción de Rajoy en la cuestión catalana? ¿No era Sánchez el que criticaba a Rajoy por no aceptar preguntas en las ruedas de prensa y aparecer detrás del plasma? ¿De verdad se cree Sánchez más “decente” que Rajoy? ¿De verdad se piensa el vencedor de la moción de censura que con un “La violencia no es el camino” en un tuit se piden explicaciones al presidente de la Generalitat por todo lo que pasó en el aniversario del 1-O? ¿Aplicará el artículo 155 o convocará elecciones primero?
Todo el discurso del PSOE hoy es el discurso del PP hace tres años. La música suena repetida. Este cuento ya nos lo han contado. No hay nada original en la estrategia del Gobierno. Solo queda saber cuánto tiempo más espera Sánchez seguir normalizando la política con Cataluña o a cuántos policías más tienen que agredir o pintar de colores o cuántos intentos de asalto al Parlament más tienen los radicales que exigen que se haga efectiva ya la república catalana.
¿Qué tiene que pasar para que deje de ser “asumible”? ¿Aplicará el 155? ¿Convocará elecciones por Twitter?