Se ha mostrado abatido y ha explicado que se "casi imposible" acabar entre los 15 primeros en Silverstone.
Jorge Lorenzo está atravesando una profunda crisis de confianza en estos últimos meses. No se ha adaptado a la moto que le ha proporcionado Repsol Honda, para nada, y las lesiones le ha convertido el camino en aún más tortuoso. Con ese panorama se ha plantado en el Gran Premio de Gran Bretaña de MotoGP, alejado de las sensaciones sobre las que cimentó su último título mundial en la categoría reina del motociclismo internacional.
Por aquel entonce decidió dar un giro y apostar por el riesgo. Abandonó su lugar cómodo y triunfal para probar a todos que sería capaz de seguir ganando en Ducati y ahora en Honda. Pues bien, salvo lapsos cortos de tiempo, el balear nunca ha sido el mismo. Y su estado anímico se ha visto condicionado hasta el punto de confesar que ha sentido dudas sobre su futuro en el profesionalismo y en el equipo español, toda vez que abaca de escapar de otra grave lesión.
"Vivo una de las situaciones más duras en mi carrera deportiva, porque nunca he estado así después de las lesiones de escafoides y del pie que arrastro desde el año pasado, pero me estaba acercando", comentó, resignado por las circunstancias que le han hecho desembocar en un rol que para nada imaginaba cuando firmó por este Dream Team que conformaría junto a Marc Márquez. Todavía está tratando de tragar la realidad.
Así, sobre cómo se ve en la inminente carrera y ronda clasificatoria de Silverstone, Lorenzo aclaró que "será prácticamente imposible pasar directamente a la Q2 y muy difícil acabar entre los quince primeros". Es más, considera que la realidad del rendimiento le alejará, incluso, de la vigésima posición. Su carácter sincero le desnuda en un pozo de impotencia y abatimiento. La continuada racha de lesiones le está pasando una factura muy alta.
"Nunca he sido realmente competitivo con la moto y si añades esta grave lesión que he tenido todavía lo complica mucho más, como se han visto en los tiempos hoy, pero es una combinación de todo, de estar dos meses parado con esta lesión de espalda y de haber perdido tanta masa muscular. Es la situación que hay y no es que me esté paseando, porque estoy intentando dar lo mejor de mí, pero ni el físico ni la lesión me permite ir mucho más rápido", sentenció.
Y añadió que "sabía que sería difícil y esta noche me dolerá la espalda, pero no podía alargar más mi retorno". "Hacía mucho tiempo que no me reencontraba con los miembros del equipo, desde mi caída en Assen, pero ha sido bueno volver a hablar con ellos, con Takeo (Yokoyama, director técnico), Alberto (Puig, director del equipo) y Kuwata (Tetsuhiro, director de HRC), para aclarar las cosas, los rumores que surgieron, y mirar para adelante", compartió ante los medios.
Por último, despidió esta intervención descarnada agradeciendo a Repsol Honda el trato que le están dispensando y la comprensión que tanto valora. "Ellos entienden la situación que estoy pasando y no me piden nada, simplemente que ruede y me acople poco a poco a la moto. Y ya está. Intentaré ir un poco más rápido, pero siempre teniendo presente que otra caída, en cualquier curva, pero sobre todo si es parecida a la de Assen, sería muy mala para mi condición física", finalizó un piloto que se siente en deuda con Alberto Puig, su jefe y al que llamó para confirmarle su compromiso ante los rumores que hablaban de contactos con Ducati.