Pedro Sánchez depende de ERC. Los independentistas catalanes lo saben. Así que están elaborando una factura que coloque...
Pedro Sánchez depende de ERC. Los independentistas catalanes lo saben. Así que están elaborando una factura que coloque al presidente en funciones en las fronteras de la ignominia. Le piden amnistía para los condenados por el Tribunal Supremo; el regreso triunfal de los prófugos que ellos llaman “exiliados”; el derecho de autodeterminación; el referéndum vinculante; la negociación de tú a tú entre el Gobierno catalán y el español… Y como árbitro, un “relator” extranjero que internacionalice la maniobra.
Pedro Sánchez parece dispuesto a morder el anzuelo porque se garantiza así la permanencia en su poltrona monclovita, eje cardinal de toda su actividad. Me aseguran mis compañeros catalanes de la época en que fui Consejero de Dirección de La Vanguardia que ERC permitirá en todo caso la continuidad de Pedro Sánchez. Pero que le hará sufrir lo indecible hasta el último segundo con exigencias inadmisibles, incluso para los sanchistas de toda España. No digamos nada sobre la irritación de los cuadros del antiguo PSOE, el de Felipe González.
Rufián, en fin, está dispuesto a apretar las tuercas hasta el último suspiro. Espera que Pedro Sánchez haga muchas concesiones y que, una vez investido, no le quede otro remedio que seguir dependiendo de la agrupación secesionista catalana para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y otros proyectos de ley de envergadura.
El cepo está puesto en el camino de Pedro Sánchez. Si acepta ser aprisionado por él, se dispararán graves situaciones en toda España, sin otra causa real que la ambición del presidente en funciones por permanecer en el poder. El espectáculo circense ha empezado ya y Pedro Sánchez se tambalea sobre la cuerda floja con rumbo incierto y bajo el peso de unas abrumadoras facturas a pagar si quiere contar con ERC.
