Enrique y Meghan, duques de Sussex, han decido tomar las riendas de sus propias vidas. En un mensaje en las redes sociales han anunciado que a partir de ahora serán "independientes" de la Casa Real británica, aunque guardando el respeto siempre a su majestad la Reina Isabel II.
"Pretendemos dar un paso atrás en nuestro papel de miembros senior de la familia real y trabajar para ser económicamente independientes, a la vez que continuará nuestro pleno apoyo a su majestad. (...) Planeamos equilibrar nuestro tiempo entre el Reino Unido y América del Norte y seguir cumpliendo con nuestros deberes respecto a la reina, la Commonwealth [Comunidad de Naciones] y las organizaciones de nuestro patronazgo. Este equilibrio geográfico nos permitirá educar a nuestro hijo en el aprecio a la tradición real en la que nació, a la vez que aportará espacio a nuestra familia para enfocarnos en un nuevo capítulo [de su vida]", decía el comunicado hecho público por la pareja junto a una imagen de ambos realizada el día que anunciaron su compromiso, en noviembre de 2017.
La Reina Isabel II, por su parte, ha emitido una declaración horas después asegurando que la decisión del príncipe Enrique y su mujer aún no es firme. "Comprendemos su deseo [del príncipe Enrique y Meghan] de darle un nuevo enfoque a su vida, pero estas cuestiones son problemáticas y tardarán tiempo en resolverse", aseguran desde el Palacio de Buckingham. "Las conversaciones con el duque y la duquesa de Sussex están en una etapa temprana".
El matrimonio ha comunicado sus planes poco después de un viaje a Canadá, donde Meghan vivió siete años, mientras rodaba la serie "Suits", que les sirvió para mantenerse alejados de los compromisos oficiales durante cerca de dos meses. Es esta región de América del Norte donde podrían instalarse, según algunas fuentes cercanas a la pareja. Algo que tendría sentido debido a que Markle siente especial predilección por este país ya que vivió en Toronto durante los años en que la exactriz trabajó en la serie
Semanas antes de las Navidades, los problemas del matrimonio para lidiar con la presión de estar en el foco mediático se hicieron evidentes en un documental que emitió el canal británico ITV. "No me obligarán a jugar al juego que mató a mi madre", decía en ese programa el príncipe, hijo de Diana de Gales, fallecida en agosto de 1997 en París en un accidente de automóvil cuando le perseguían varios "paparazzi".
En ese mismo documental, Meghan se sinceró con el periodista y estuvo a punto de echarse a llorar. La emotividad de la grabación hizo que la prensa británica la comparara con una famosa entrevista que ofreció Diana a la BBC en 1995, en la que habló por primera vez de forma abierta de su relación con Carlos.
La intervención de Enrique, sin embargo, no le sentó bien a su hermano mayor, Guillermo, que, según revelaron fuentes del palacio de Buckingham, estaba "furioso" tras ver la emisión, lo que avivó las especulaciones sobre las fricciones entre ambos. Con todo, Enrique se encargó de rebajar la tensión públicamente: "Somos hermanos. Siempre seremos hermanos. Ciertamente, vamos por caminos separados en este momento, pero siempre estaré ahí para él y sé que él siempre estará ahí para mí", aseguró.
La decisión del nieto de Isabel II y su esposa pone fin a meses de especulaciones sobre la posibilidad de que ambos se mudarán fuera del Reino Unido, avivada por sus continuas polémicas con los medios, especialmente con los amarillistas tabloides británicos.