Como siempre, lo dice el refrán, todo depende del prisma (o del ojo) con que se mire. Un Gobierno, incluso si es de coalición, puede hacer aquello para lo que se le ha votado de forma correcta, bien, perfecta o, simplemente, magistral. Pero también podría ser que no hiciera nada o mal, muy mal o terriblemente mal. Todo está en función de quién lo analice y el criterio que utilice para discernir la verdad de los hechos.
Lo realmente curioso -y divertido, a veces- de todo análisis político es comprobar, precisamente, ese criterio utilizado. Porque… ¿qué se concluye cuando Pedro Sánchez dice orgulloso que ha salvado la vida a 450.000 personas, pero, sin embargo, las CCAA (especialmente la de Madrid) son las responsables de los fallecidos por su mala gestión de la pandemia del coronavirus?
Pues, obviamente, que el ‘ombliguismo’ del Ejecutivo es mayúsculo, la autoestima de Sánchez es insuperable (felicidades a los premiados), la actitud egocéntrica y autocomplaciente del presidente del Gobierno, salvador del mundo, una vez más, ralla la vergüenza ajena. La autocrítica… ¡ay, la autocrítica que se la haga el PP!
Pero además, merece destacarse lo falaz del razonamiento. ¿De verdad esas 450.000 personas iban a morir y tú, Pedro Sánchez, las has salvado? ¿Por qué no decretaste el estado de alarma dos semanas antes y habrías salvado otras 20.000 vidas más? ¿Y un mes antes y no se muere nadie?
Hay que tener poco respeto por el prójimo y tratarle de tonto al sacar pecho por algo que es obligación como dirigente político. Si te apuntas el tanto de la buena gestión, te quedas también con los datos que afean el currículum, incluidos los que no se dan. “Si no sabe cuántos han muerto, cómo va a saber cuántos ha salvado”, le contestaba el otro día, en tremendo zasca, el secretario general del PP, Teodoro García Egea.
Pero claro, si alguien recuerda al propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, reconociendo que no sabe dónde colocar 13.000 muertos, que sepa que es un “antipatriota”, como dicen desde Podemos. Y si alguien recuerda que en el Gobierno se han aprovechado del estado de alarma para aprobar medidas y leyes que no tenían nada que ver con la gestión de la pandemia, uno es populista y de ultraderecha.
Pues nada, 28.000 fallecidos más otros 13.000 que no saben en qué apartado registrarlos son más de 40.000 personas que han perdido la vida por culpa de la covid-19 y que el Gobierno no quiere reconocer. En ningún caso es para sentirse orgulloso ni satisfecho.
Y eso es también lo gracioso del criterio, ese doble rasero que lleva al PSOE a pensar que todo lo hace bien mientras el resto del mundo anda equivocado. La cacareada superioridad moral que les autoriza a pedir al PP que deje de hacer “seguidismo de la ultraderecha”, pero ellos no dejan de hacer seguidismo de la ultraizquierda.
Para una vez que Pablo Casado dice que le va a apoyar el decreto de la nueva normalidad, la portavoz Montero le dice que espera que no sea “maquillaje” político porque hay elecciones en País Vasco y Galicia. De eso sí saben en Ferraz y Moncloa.
En fin, se cree el ladrón…
Si (
No(
