Se me enfrentan los sentimientos con esto del fondo de recuperación para la covid-19 que nos llegará de la UE. Por un lado, España necesita el dinero para hacer frente a todo el desastre que está suponiendo haber dejado tanto tiempo a tantos españoles en casa sin trabajar y sin producir. Por otra parte, me avergüenza enormemente ser siempre el pobrecito al que hay que subvencionar.
¿Cómo no nos van a tener tirria los países que siempre pagan si siempre estamos pidiendo? Demostrado ha quedado, además, que muchas veces hacemos méritos para que no se fíen de nosotros. ¿Se acuerdan de aquello de los PIGS (‘cerdos’, en inglés)? Pues eso...
Sánchez quería que le dieran, que le regalaran, mucho dinero para gastar sin tener que dar explicaciones de en qué se lo va a gastar. Y se lo han dado. Tradicionalmente, esta es la única forma que la izquierda en España tiene de hacer política. El PSOE no hace cosas por la ciudadanía si no tiene financiación. Como nunca ha sido capaz de generarla, tiene que pedirla. Otra cosa es que luego se encargue de devolverla.
Y digo yo: ¿Usted lo haría? ¿Usted lo habría hecho? ¿Usted le habría dado del dinero que le ha costado ganar y ahorrar a alguien que, además, le exige, no tener que justificar en qué se lo va a gastar? Es más, ¿usted se metería en un crédito para que el dinero se lo llevasen otros?
Son perfectamente entendibles las reticencias de algunos países de la UE a dar fondos sin parar y a fondo perdido a otros que, como se dice habitualmente, no hacen los deberes. España nunca cumple con el gasto y menos aún con el desempleo. Un país en el que siempre hay millones de personas que no trabajan nunca se pondrá al día en las cuentas y siempre necesitará de un primo (en el peor sentido de la palabra) que le saque las castañas del fuego.
Por eso no es fácil. Por eso ha terminado a las 5:30 de la madrugada de este martes y tras múltiples propuestas por parte del presidente del Consejo Europeo una negociación que comenzó el viernes pasado y que tenía previsto terminar al día siguiente.
Pedro Sánchez, más encantado de conocerse que nunca, derrochaba elogios por lo conseguido: “histórico” un “auténtico Plan Marshall”. El presidente del Gobierno sacaba pecho con que no se le controlará porque no hay capacidad de veto por parte de terceros países, pero sí habrá evaluación y junto a Pablo Iglesias tendrá que diseñar planes que se ajusten a las recomendaciones de la Comisión.
Aquí continúan sus problemas. Veremos todos, ansiosos estamos, por ver cómo solucionan el tremendo problema del paro en España y si derogan la reforma laboral del PP, qué alternativa presenta este Gobierno social-comunista. También será una novedad comprobar si son capaces de mantener una disciplina fiscal y cómo deberán dar la vuelta a muchas de las propuestas que ya le han vendido a la ciudadanía y ésta se las ha comprado.
Finalmente, España recibirá 140.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo y de ésos, 72.700 millones se darán en ayudas directas. Una buena noticia. Sin embargo, sabemos perfectamente que el jefe del Ejecutivo y su vicepresidente se gastarán todo lo que les den, pero ¿será Sánchez capaz de devolver lo que le han prestado o tendrán que hacerlo difícilmente los que vengan detrás?
Más difícil todavía, ¿será Sánchez capaz de atar en corto a Pablo Iglesias para que se deje de experimentos bolivarianos que podrían provocar que se anulen las ayudas de Europa? En fin, ¿cambiará el dinero de la UE la política de Sánchez?