Sin cerrar la hostelería, Madrid logra ser la región peninsular con menor incidencia acumulada y mejora la media nacional en todas las estadísticas epidemiológicas.
Hace menos de dos meses, la Comunidad de Madrid se convirtió en el foco de innumerables críticas por su gestión de la segunda ola. Estas opiniones, contrarias a la labor de Isabel Díaz Ayuso llegaban desde todas las esferas e instituciones, empezando por el propio Gobierno de España, que trató por todos los medios de desacreditar el trabajo del Ejecutivo madrileño. Durante semanas, se produjo un agrio debate, con reproches constantes, cruces de declaraciones y hasta ruedas de prensa simultáneas. El desenlace llegaría el 9 de octubre con una declaración del estado de alarma, que las autoridades madrileñas aceptarían a regañadientes, reclamando -ante la risotada general- que "les dejasen seguir con su plan".

Hoy, con algo más de perspectiva, los datos epidemiológicos dan la razón de forma clara y contundente al Gobierno de Ayuso. El 29 de septiembre Madrid era la comunidad con la incidencia acumulada más alta de España: 784 casos por cada 100.00 habitantes, según cifras del Ministerio de Sanidad. Este viernes se convirtió en la autonomía con menos casos de la península: 285 por 100.000. Solo Canarias (225) y Baleares (79) sacan mejor nota en este apartado. Muy lejos se encuentran regiones consideradas modélicas hasta hace poco, como Asturias (623) o Cantabria (521). También supera con holgura a las comunidades más pobladas, como Cataluña (393) o Andalucía (507). Los contagios han caído un 65%. El pico máximo diario (7.013 casos) se alcanzó el pasado 18 de septiembre. Este viernes la comunidad notificó 677.
Como es lógico, esta notable reducción en la transmisión del virus está teniendo una repercusión directa en los hospitales. Los ingresos han caído un 45% con respecto al máximo de la segunda ola. El 24 de septiembre estaban hospitalizadas en Madrid 3.968 personas, hoy, son 2.152. El porcentaje de ocupación de camas totales ha pasado del 26,14% al 13,23%, por debajo de la media nacional, que se sitúa en el 14,52%.

Las Unidades de Cuidados Intensivos han visto reducir su ocupación en un 25%. El máximo se alcanzó el 2 de octubre con 513 internos en UCI y una tasa de ocupación del 42,61%, según datos de Sanidad. Hoy son 383 los pacientes ingresados en UCI, lo que representa un 30,73% sobre el total de camas; de nuevo por debajo de la media nacional, cifrada en el 31,02%. Madrid es la quinta comunidad con menos pacientes en UCI por cada 100.000 habitantes, 5,68. En el extremo opuesto se sitúan regiones como Asturias (14,04), La Rioja (10,76) o Castilla y León (10,33)
Como consecuencia de todo lo anterior, las cifras de fallecimientos se han reducido ostensiblemente. En la peor semana de la segunda ola (del 28 de septiembre al 2 de octubre) murieron de media en Madrid 46,4 personas al día a causa del coronavirus. En esta última semana han sido 25,8 los decesos. Es decir, las muertes se han reducido un 44,4%. De hecho, Madrid es la cuarta autonomía de España con menor número de fallecidos semanales por 100.000 habitantes (1,56), muy lejos de Asturias (13,55) y Aragón (12,78), regiones que lideran esta estadística.
No solo una clave del éxito
El éxito de la estrategia de la Comunidad de Madrid no obedece a una única razón, sino que se trata de múltiples factores interconectados, que actúan como barrera de contención frente al virus. Uno de los aspectos más importantes ha sido la implementación de los test de antígenos, los cuales ofrecen resultados en 15 minutos, lo que posibilita diagnosticar precozmente a los infectados y ponerlos en cuarentena, limitando así la circulación del virus.
Según el viceconsejero de Salud de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, las zonas básicas de salud (tan criticadas en su momento por el propio ministro Illa), han sido otra de las claves para que Madrid haya logrado doblegar la curva. "Nos han permitido trabajar en unidades de gestión pequeñas, calle por calle, portal por portal, para tomar medidas y evaluarlas de forma periódica". Han influido también muchos otros factores como los toques de queda, los cierres perimetrales, el aumento en la capacidad de rastreo, el control de las cuarentenas o la propia concienciación ciudadana.
Muchos dudaron del plan de Madrid, pero el tiempo y los datos avalan incontestablemente la gestión epidemiológica del Gobierno de Díaz Ayuso. Madrid ha doblegado la curva y, además, lo ha logrado sin cerrar el comercio o la hostelería, como han tenido que hacer muchas otras comunidades.