El tema del libro que tengo entre manos es el proceso de descolonización y la lentitud en que se desarrolla, en este mundo nuestro que separa a aquel “otro” que denunciaba Foucault que no es ni blanco, ni hombre, ni heterosexual; fuera del paradigma se sitúa la autora de esta autobiografía que se lee como una novela.
Porque Maria Campbell, mujer y metis (mestiza canadiense) ha escrito la historia de su infancia y juventud que pone en evidencia la opresión a que sigue sometida la diferencia racial. Denuncia cómo la sensación inicial de sentirse feliz y orgullosa de su pueblo y su familia chocó contra el brutal enfrentamiento a la realidad. No lo cuenta con acritud, aunque la historia sea dura, cruel a veces, pero se entrelaza siempre con ese sentimiento de pertenencia y de orgullo que le transmite la figura de su bisabuela Cheechum, a quien ha dedicado el libro.
Maria Campbell publicó por primera vez estas memorias en el año 1973, aunque entonces, el episodio brutal de su violación a manos de la policía montada canadiense con solo quince años fue censurada. Ahora que por fin se ha editado en España, se puede leer sin mutilaciones. En castellano, la ha publicado la editorial Tránsito, empecinada en dar voz a la mujer. Tras este primer libro, la autora, que cuenta ahora con ochenta años, ha desarrollado una intensa vida como guionista y escritora en la defensa de la lucha indígena.
No es que la escritura de la canadiense Maria Campbell sea dura con la tradición occidental, es que plasma la realidad de un mundo en que ser indio, o mestizo, y además mujer, todavía no es posible. Es una loa a la tradición, a la fortaleza e idiosincrasia de la personalidad de su pueblo a la vez que muestra las carencias del intento de adaptación a la imposición occidental en que ha crecido.
Maria Campbell es sobre todo indígena, aunque ni totalmente blanca ni totalmente india, y vive el proceso por el que el gobierno canadiense les arrebata sus tierras y les dificulta su vida tradicional sin permitirles integrarse en el mundo occidental: una situación en que la violencia y el abuso se convierten en protagonistas. Siendo la mayor de familia numerosa, queda huérfana de madre con solo quince años; se casa con la pretensión de mantener unida su familia, con lo que comienza una vertiginosa cadena de desencuentros. Es madre adolescente, cae en el alcoholismo y las drogas hasta que rompe el círculo vicioso y con solo treinta años se incorpora al movimiento nativo de Alberta desde el que pretende concienciar sobre la lamentable situación del pueblo nativo y el inalcanzable proceso de descolonización.